Quiero hablar de una plaza que ha quedado casi olvidada como tal, con poco uso ciudadano, la de Pío XII. Lo lamento, pues la considero elegante y señorial. Un lugar en el que sería agradable tomarse lo que fuese en una terraza, siempre aderezado con una buena tertulia. Pero ha quedado en zona de paso con algunas tiendas dedicadas al turista que nos visita. Siempre añoraré en esta plaza la existencia de un agradable lugar en el que disfrutar del entorno, bello, aunque carente de ningún ajardinamiento.
Tiene un
acceso único a la muralla, en rampa, constituyendo el medio perfecto para
quienes poseen sus posibilidades limitadas para acceder a nuestro principal
monumento.
Siendo
niño, recuerdo momentos de grandes aglomeraciones en esta plaza. Era cuando
salían procesiones de la Catedral, en especial las de Corpus o Infraoctava.
Banda de música y fuerzas vivas ciudadanas se arremolinaban y conversaban en la
plaza, mientras las filas de devotos salían a ritmo cansino. Luego vendrían la
carroza, el himno, las campanas, los cohetes, las flores, los cánticos y las
palomas revoloteando. Pero todo cambió y no se revive nada de aquello. Parece
que aquí no haya interés en conservar costumbres, que deberían ser consideradas
como formando parte del patrimonio ciudadano.
Por lo
que sé, la plaza se diseñó imaginándola como una unidad urbanística. Si miramos
las casas de ambos lados de la catedral, nos encontramos con que son de igual
altura y poseen sus fachadas con similares estructuras. Planta baja y dos pisos,
con parecidos dinteles en balcones, ventanas y soportes de balcones. Todo muy
armónico, tan sin llamar la atención, que posiblemente muchos ni lo recuerdan.
Tal vez era lo pretendido, no llamar la atención para dirigirla a la fachada de
la catedral que era, y es, lo importante de la plaza.
A mi me
gusta mucho esa fachada. Las torres corresponden a épocas diversas y fueron
terminadas casi con el siglo XIX por Nemesio Cobreros, a quien nuestra ciudad
tanto debe. A pesar de sus diferentes épocas y constructores, todos supieron
darles un acertado aire de armonía de modo que no contrastan unas partes con
otras, ni tampoco los diferentes estilos que en ellas coinciden. Son torres
bonitas, esbeltas y elegantes.
El cuerpo
central de la fachada es otra cosa. Digamos que tiene tres secciones, cada una de
ellas correspondiente a cada nave del interior, siendo, por tanto, más ancha la
central. Columnas, ventanales, capiteles, todo con un orden muy bien definido,
se atribuye al estilo neoclásico, pero a mí, que no soy especialista en arte, me
gusta pensar que es barroca.
Voy a
explicarme. Normalmente, al hablar de fachada barroca pensamos en el Obradoiro
compostelano, en nuestro Ayuntamiento o en nuestra iglesia de San Froilán, y no
nos equivocamos. Pero hay más barrocos. Pienso en San Pedro de Roma. Allí hay
columnas que, casi desde el suelo, se alzan hasta la cornisa, como aquí. En las
dos, las columnas definen espacios entre ellas y las seis presentes en la
nuestra dejan tres espacios donde encajan, a ras del suelo, las puertas de
acceso al templo y, arriba, sendos ventanales. Las columnas rematan en
capiteles corintios que, aquí como allí, sostienen una historiada cornisa en la
que no falta una bordura con salientes que dan los juegos de sombras que tanto
nos gustan desde siempre.
En el
centro de la cornisa de ambos templos, un amplio triángulo representa la
divinidad. Los dos están coronados por una balaustrada con gigantescas
estatuas. En nuestro caso, los cuatro evangelistas y la fe en el centro como
referencia al privilegio eucarístico que posee la catedral.
En estas
similitudes me baso para pensar que esta fachada es barroca, pero de inspiración
italiana. En concreto, teniendo a la basílica de San Pedro como maestra.
Me gusta
mucho esta plaza por señorial, provinciana, clásica y elegante. Hoy son pocas
las ocasiones en las que recobra su ambiente pasado, como en los mercados
medievales con gentío arremolinado por todas partes. Es entonces cuando recupera
su tono perdido de lugar de mercadeo y convivencia ciudadana. Siquiera en esas
ocasiones, es bonito acercarse hasta ella para saborear y vivir su ambiente
renacido.
Es edificante,que en tiempos de pandemia, podamos tener un guía a domicilio, que ilustre lugares emblemáticos de nuestro Lugo, gracias que
ResponderEliminarrido profesor......
Gracias a ti, Jose Maria, por seguirme tal como haces. Saludos en casa. Emilio
ResponderEliminarSiempre me gustó esta Plaza y cuánta historia encierra!
ResponderEliminarBesos
Chiruca
Si, pero ahora parece como que fuese cayendo en desuso por parte de los ciudadanos. Necesita más vida. Gracias por tu comentario.
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