Parece que la desfeita está servida. Siguen coches por dentro del casco amurallado, como muchos advirtieron, se han cortado y arrancado árboles singulares, como no pocos lamentaron, y todo ha quedado ultrajado y feo. Todos hemos perdido. Unos, por no encontrar lo que esperaban y defendieron, otros por ver hecho realidad lo que pronosticaron sin que nadie les creyese. Incluso, y eso es lo malo, han aparecido enfrentamientos verbales entre vecinos, cuando lo único que debía haber entre el vecindario era cordialidad y armonía.
Diferencia de criterios, bienvenidas sean, siempre enriquece tenerlas en cuenta y asumir todo cuanto sea interesante entre las opiniones que puedan aparecer entre grupos alternativos. Pero no, aquí parece que se ha actuado con algo similar a la superada máxima de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” del despotismo ilustrado.
Como biólogo que soy, amante desde hace años
de la botánica ornamental, añoro el buen número de rosales que sucumbieron bajo
los primeros escombros que surgieron en la plaza de San Fernando, justo frente
a la desaparecida Farmacia Militar (para muchos, esto es tan antiguo como las
Guerras Púnicas). Los hermosos Aligustres que había frente al Instituto Juan
Montes, sucumbieron todos juntos porque hubo quien los diagnosticó de enfermos,
aunque una vez cortados reconoció su error en el diagnóstico. Lamento el
destrozo del antiguo tejo cortado en forma de cúpula oriental, que había junto
a la iglesia de San Froilán. Conseguir una planta con ese porte, es cuestión de
años y destreza. Se destruyó en una mañana con una motosierra. Allí cerca
estaba el único ejemplar de adelfa que había en Lugo, alcanzaba los tres metros
de altura y tenía las flores rojas. También a la basura, lo mismo que el bonito
rododendron que, en febrero, adornaba con sus flores rojas la entrada al
ascensor del aparcamiento de Santo Domingo. Ciertamente, han plantado árboles
de sombra en algunas calles, pero por lo que vemos en ellos, es posible que den
sombra allá por 2050, una sombra suficiente como para poder acogerse bajo ella.
Mientras, sol, luz deslumbradora, y coches por estas calles finalmente
peatonalizadas.
Tal vez se pudo haber pensado en plantar
árboles de nuestra flora autóctona, pero tal vez pareció poco fino, inoportuno
o, también es posible, a nadie se le ocurrió. Echo en falta la presencia de una
buena fila de camelios blancos, tan comunes en otras ciudades gallegas. Pocos
camelios tenemos aquí. No sé, a veces parece que quienes se deberían preocupar
por nuestros jardines, su diseño, su mobiliario y su flora, no lo hacen muy
bien o no saben diferenciar entre plantar y sembrar, o podar y talar. No sé.
Leo que parece que van a barajar poner más
verde en San Fernando. Eso de barajar lo entiendo cuando se aplica a juegos de
cartas, pero hablando de jardines, me suena a metáforas. Lo de poner más verde,
es tan general, que casi parece que hay quien reconoce el error, pero no quiere
admitirlo. Tampoco es desdoro reconocer el error y actuar en consecuencia,
nadie posee la triste peculiaridad de no equivocarse nunca.
De estos errores, muchos, pueden nacer buenos
resultados. Una ciudad como la nuestra, con mas de dos mil años de historia,
seguro que ha sucumbido ante ultrajes de estas dimensiones, o mayores, pero ha
sabido superarlos con esa sensatez que dan los años. Seguro que no todos los
gobernantes que tuvo fueron de la talla, por ejemplo del Obispo Izquierdo ni se
preocuparon por sus ciudadanos y sus mejoras. Todos tenemos experiencias de
que, en Lugo, cuando hemos querido, se han conseguido cosas que pudieron
parecer inalcanzables, pero estaban al alcance de la mano con una sola
condición, la unidad. Tal vez en esto de la peatonalización, y sus derivados
urbanos, hubo muchas posturas encontradas, con difíciles encuentros entre
ellas. Y, claro, divide y vencerás.
En este paseo, entre tanto destrozo, me
entretengo mirando nuestro tesoro, el de siempre, el que, incluso, estuvo en
peligro de demolición en los principios del siglo pasado, pero que es lo que
mejor nos define y representa. Esas son las cosas de nuestra ciudad que debemos
custodiar, que posee muchas. Lo demás, anecdótico.
La triste realidad de una ciudad como Lugo a la que añoramos cuando estamos fuera, pero que nos duele ver como la han dejado.
ResponderEliminarGran artículo de Emilio Valadé, con el que estoy plenamente de acuerdo
Gracias. Sí, así queda entre aplausos y críticas. La ciudad ultrajada, y la ciudadanía, dividida. Gracias por tu comentario.
Eliminar¡¡¡Bravooooo!!! Julio Reboredo
ResponderEliminarGracias, Julio.
EliminarBarajar,había que barajarlos,a ellos,a los políticos,esa gente,que pulula,por nuestra ciudad,y nos quita la naturaleza que tenemos,el verde el oxígeno,la salud,y es que son ellos los que viven a costa de nuestra salud,sin preocuparle nada de nada,las fuentes y lo verde de la diputación,se convirtió en un bloque,y la plaza de San Fernado,todo un bloque de bancos,eso I muchos bancos pero de verde nada de nada,por irra parte felicitar al Biólogo autor de este artículo su sabiduría biológica,nutre mi falta de sapiencia,aún siendo mi papa biólogo,y yo hijo de un biólogo,besos,en casa,también par tu hermana.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Lo que no entiendo es que hay gente contenta de que hayan cortado árboles. No sé qué argumentos son los suyos. Gracias por el comentario.
EliminarPones "El dedo en la llaga"!
ResponderEliminarUn abrazo
Chiruca
Esta gente no tiene llaga, Chiruca, tienen callo y aguantan lo que se les diga. No aceptan comentario desfavorable. Despotismo ilustrado. Besos
EliminarCaro Professor. Obrigada pola leção de botánica ornamental. Polo bom gusto e polo pacifismo que respira o teu texto , ainda subjacente sob a raiba contida do destroço. O melhor que se podia fazer já consumada a desfeita sreia apreender das tuas palavras tranquilas e conciliadoras para tentar repor árvores da significação das que se deitaram abaixo. A maior contaminação vem da ignorancia. A melhor virtude é a humildade para estarmos dispostos/as a apreender de quem sabe mais ca nós. Desejo que isto aconteza e que as tuas palavras cheias de paz na protesta sejam consideradas. Apreender é sempre um ato de humildade. Sejamos/ sejam humildes e estejam dispostos a apreender quem tem a responsabilidade de governo de Lugo. A nossa querida cidade. Parabém. Todo o meu carinho. Curra
ResponderEliminarGracias, Curra, por tu comentario- Qué he de decirte? El destrozo está servido y aplaudido por algunos. Ya sabes, la risa va por barrios. Espero que se vaya creando un gran fondo de añoranzas de cosas inexplicablemente perdidas. Ojalá ese fondo no caiga en el olvido y permanezca como un deseo colectivo de regeneración urbana. Muchas, muchas cosas ya... Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarHola. Quienes primero pagan la factura del "nuevo orden" son los árboles, testigos mudos de la historia, siempre silenciosos y resilentes, que son talados en un abrir y cerrar de ojos.
ResponderEliminarUna vez talados, ya no hay marcha atrás, por eso hay que reflexionar muy bien lo que se va a hacer, pues su crecimiento es muy lento. Además su ropaje cambia en cada estación del año, proporcionando colores, sombra y frescor, sólo por citar algunos aspectos saludables.
Gracias Emilio por resaltar estos personajes que dan vida, en silencio, a la ciudad.
Alfonso, hablar de árboles en esta ciudad puede ser peligroso. Pero si, muchos de ellos han sufrido las consecuencias de una fiebre peatonalizadora ciega. Hemos perdido árboles singulares, pero casi no se puede decir. Se han ganado espacios vacíos, que llaman diáfanos. En fin, casi vuelta a empezar, primero, a plantear qué ciudad se quiere, que no se tiene muy claro. Gracias por tu reflexión, Alfonso.
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