Frente a aquel laberinto de callejas medievales, cuando se
abrió la calle Montevideo se decidió que las nuevas vías que se creasen seguirían
una disposición en cuadrícula, pues resultaba muy funcional para la estructura
ciudadana. También se decidió cuidar los cruces de calles como exponentes de
belleza urbana.
Me gusta el cruce de la calle Montevideo con Quiroga
Ballesteros. Encontramos allí casas señoriales, sin rivalidades entre ellas ni
afanes competitivos. Simplemente queriendo ser hermosas y con un resultado que
hoy, casi cien años más tarde, nos siguen haciendo disfrutar de lo que definimos como belleza urbana.
Para muchos, en ese cruce encontramos las casas más
bonitas de nuestra ciudad. Yo no me atrevo a tales dogmatismos, pues hay muchos
gustos personales, esquinas singulares y diversidad de fachadas, pero sí es un
cruce que me gusta de modo especial y que disfruto al enseñarlo como lo que
creo que es: el legado de un tiempo en el que se buscó con éxito la belleza en
las fachadas de los edificios, tal vez con la pretensión de que esa belleza
hablase del abolengo de los propietarios, no lo sé, pero la verdad es que esa
belleza reflejaba una manera de ser y de considerar los criterios del momento.
Me gusta ver este conjunto de edificios hermosos e
imaginar aquella época en la que, mediante nuevas técnicas y materiales de
construcción, unidos a arquitectos deseosos de innovaciones, algunos patricios
lucenses se aventuraron con la idea de embellecer las calles con nuevos modos y,
con suerte para todos, consiguieron ese resultado que aún hoy es capaz de
recrearnos cuando lo contemplamos o pasamos a su lado, acostumbrados a tales
singularidades.
Pero no son sólo las esquinas del cruce. Las edificaciones
bonitas y elegantes se extienden en todo Quiroga Ballesteros y hacia la parte
superior de Montevideo. Fachadas originales, personales, bien cuidadas y, en
pocas palabras, un recreo para la vista. En algunas no vendría mal una mano de
pintura, pero eso es posible arreglar. La belleza de las casas de Quiroga
Ballesteros ya la he comentado aquí hace algún tiempo.
Al acercarnos a la plaza del Ferrol, si se tiene cierta
edad y venimos de disfrutar con la belleza urbana, en imposible no evocar el
palacete de Barras Eléctricas, aquel pabellón modernista que hoy bien podría
tener múltiples usos, todos ellos encomiables. Pero se destruyó de modo legal
como se destruyeron otros tantos edificios notables en muchas ciudades del
país.
No tengo nada contra el edifico que se construyó en el solar
anteriormente ocupado por el palacete modernista que ahora evoco. Es más, lo
considero un bonito y digno ejemplar que imita lo mejor de nuestra arquitectura
urbana tradicional, pero considero que son muchos los destrozos que se han
realizado en nuestro patrimonio urbano de modo totalmente impune sin crear
nada, simplemente imitando.
Que yo recuerde, hubo movimientos para salvar edificios
considerados exponentes de nuestra buena arquitectura, tanto tradicional como
moderna. Recuerdo el sanatorio Portela o el Pazo de la Maza (se salvó su
fachada, no así su portal). También recuerdo cómo nuestros esfuerzos fueron
vanos cuando actuamos a favor del Gran Teatro. Más tarde, entre nosotros, nació
un nuevo concepto: La idea del paisaje como patrimonio ciudadano. Esta idea, y
el afán que se puso en defender lo nuestro, fue capaz de detener la
construcción del Garañón.
Hoy tenemos muchas cosas buenas en nuestras calles. Hubo
más. Creo que nos falta la idea de que forman parte de nuestro patrimonio
colectivo. Un patrimonio que si nosotros no cuidamos ni defendemos, nadie lo
hará por nosotros. Mientras, disfrutemos con esos edificios que quedan y que
nos hablan de una época en la que constructores y arquitectos se esforzaron por
dejar una impronta de belleza singular en nuestras calles.
Una de nuestras rutas habituales, a mi me encanta pasear por ellas.
ResponderEliminarNo sé si estaré equivocada pero creo que la calle Montevideo enlaza la Puesta del Obispo Odoario con la Rúa Nueva. La calle que sube hacia la Plaza de Ferrol es la de Bolaño Rivadeneira.
El edificio de Barras Eléctricas era emblemático.
Abrazos
Chiruca
Estás en lo cierto, Chiruca. Esa calle se llama de Montevideo hasta el cruce con la Rúa Nueva. Después, hasta la Plaza de Ferrol, pasa a llamarse Bolaño Rivadeneira.
EliminarSí, el edificio de Barras Eléctricas era emblemático, pero había más: El Sanatorio Pimentel, el edificio de la Comisaría en Obispo Aguirre y muchos más.
Gracias por tu comentario. Besos
Gracias Emilio por recordarnos nuestra historia. Un abrazo gran comunicador y amigo.
EliminarGracias a ti, desconocido amigo, por leer lo que escribo y a veces comentarlo.
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