Mediado el siglo pasado, muchas personas o familias, procedentes de diversas zonas rurales, se asentaron en Lugo buscando mejoras en la capital. A eso debemos añadir la apertura de FRIGSA, que generó muchos puestos de trabajo y expectativas de futuro.
Las calles de salida del centro urbano se llenaron de construcciones nuevas, hechas para acoger a la demanda de viviendas que se originó. Los trabajadores del matadero industrial dieron vida a un barrio nuevo, que se iba construyendo alrededor de la parroquia de la Milagrosa, que terminaría dando nombre al barrio. Allí nació una joven asociación vecinal, con actividades que perduran.
Hoy me
explico que muchos compañeros de clase, niños como yo, pasaban sus vacaciones
“en la aldea”, de donde volvían morenos y fuertes. En Navidad o en San Frolán,
venían “de la aldea” sus abuelos o sus tíos. Hoy comprendo que presenciaba los
vínculos propios de una emigración desde el mundo rural que yo no conocía. Los
niños de hoy no tienen aldea. Como mucho, un apartamento en alguna playa.
A
consecuencia de tanta inmigración y la fuerte demanda de viviendas, se
construyó mucho. Lugo se expandió por las calles y avenidas que salían de la
ciudad, como la Avenida de Madrid, la entonces llamada Carretera de la Coruña y
otras. También se construyó mucho configurando el barrio de La Milagrosa.
Se hizo
como se pudo, se erigieron casas modestas sin muchos lujos, más bien con los
accesorios imprescindibles, pero con apariencias de belleza. Al menos, esa hermosura
se perseguía en las formas de las fachadas. Era preciso guardar las apariencias
con el pretexto de la dignidad familiar.
Normalmente,
fueron casas unifamiliares, incluso de una sola planta. Dos, fue lo normal.
Detrás tenían su huerto y, en conjunto, definieron un solar que, con el tiempo,
vino muy bien a los propietarios o a sus herederos.
Los
edificios no podían competir con la calidad con la que se construía en el
centro de la ciudad, donde el estilo Racionalista daba un empaque innovador a
las esquinas de las calles nuevas. No, las casas nacidas de la inmigración
tenían aspecto modesto, pero siempre queriendo dar una apariencia de belleza,
de buen aspecto. Como ese “pobres, pero honrados”, que hemos escuchado tantas
veces y en tantos sitios.
Muchos
edificios de entonces han desaparecido para dar lugar a viviendas modernas, casas
que parecen poseer todos los elementos de comodidad que podamos imaginar. Son
casas pequeñas, de dos plantas como mucho. Tal vez sigan siendo unifamiliares
como en su origen. Todas tienen fachadas bonitas, singulares, como escapando de
las que vemos en edificios levantados para vender por pisos, en los que la
belleza solo se utiliza como anzuelo de una rápida venta.
Pero aún
se conservan muchos edificios de entonces tal como se construyeron. Son
exponentes de la dura vida que llevaron sus habitantes Pero, si las vemos con
ojos ávidos de conocer a quienes las alzaron, si queremos adivinar algunas de
sus ansias, podremos ver unas casas que rezuman dignidad en sus fachadas.
En ellas,
con claros remedos modernistas pero todo realizado con medios modestos, los
vanos están rodeados con sus molduras, enteras o hasta media altura, siempre
pintadas con color diferente al de la fachada, pero coordinado con él. En algún
caso he visto copetes en lo alto del edificio, dándole remate.
Hay algún
caso en el que recogiendo la tradición del barroco, toda la fachada es una
unidad ornamental. El primer piso es diferente, en ornamentación, al segundo y
el límite entre plantas se subraya con una banda transversal que corre por la
fachada.
Hoy no
quedan muchos edificios de aquella época, pero aún es posible encontrarse con varios
que pueden asombrar cuando no se espera encontrarlos. Un paseo reposado por
Doctor Yáñez Rebolo, y sus transversales, nos puede sorprender por lo variado
de sus fachadas, hermosas y serenas. Mezcladas unas con otras, también nos
encontraremos con bonitas casas actuales, renovadas sobre aquellos solares en
los que edificaron los primeros habitantes del solar.
Las
antiguas piden a gritos protección de algún tipo, aunque nadie escucha esas
voces, que representan el único exponente de un tiempo, de una época tal vez
irrepetible, en nuestra ciudad.
Esta muy bien innovar,no lo discuto,pero nuestras bases ancestrales,firman parte de la humanidad,y al igual,que nuestro corazón,necesita cuidados,cada esas cas nuestras que forman parte patrimonio
ResponderEliminarde un día,también lo necesita la máquina de reestructurar,componer,rehabilitar
Creo que este barrio, bien rehabilitado, constituiría una zona de Lujo. Pero bien hecho, claro. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarEstimado Emilio,
ResponderEliminarConcordo en que esa zona ten unha arquitectura que garda aínda bastante da harmonía que deriva de terse feito nunha escala bastante humana e ó redor da mesma época, e dun xeito, coma vostede di humilde e digno. E efectivamente podería ser un dos mellores barrios rehabilitándoo ben.
Non obstante sempre pensei que a esa zona da cidade o que lle falla é un espazo público que sirva ó barrio, xa que a praza da Milagrosa queda periférica respecto do conxunto e lle falta tamaño, e polo outro lado, cara o centro aínda falla un pouco para chegar á Praza de Ferrol. De non poder crear unha praza (algo moi difícil sen demoler uns cantos edificios) as peonalizacións coma a da rúa Luís Seoane poderían contribuír a crear ese espazo de relación que falla; aínda que se cadra deberían deseñarse con máis intención de que a xente estea na rúa que coma lugar de paso.
Gracias por la atinada reflexión. El barrio, como estructura social, necesita un amplio lugar de encuentro, convivencia. Hay urbanistas que, puestos a hacerlo, seguro que lo resuelven bien. El caso es poner empeño para hacerlo y, fundamentalmente, quererlo. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Emblemático, el Barrio de la Milagrosa. El núcleo de este barrio, tiene una configuración geométrica que siempre me llamó la atención: limitado por O Camiño Real, antes Dieciocho de Julio y la Avda de la Coruña, prácticamente dos calles paralelas.
ResponderEliminarEstá divido a su vez por una tercera calle paralela a las anteriores: la calle Doctor Yáñez Rebolo. Perpendicularmente a estas calles, surgen otras calles que en algunos casos no abarcan toda la amplitud entre las calles que limitan la zona.
Un abrazo
Chiruca
Bonito comentario. No olvides la calle de Julia Minguillón en tu descripción del plano del barrio. Gracias por tu comentario.
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