miércoles, 10 de abril de 2024

Contrastes ciudadanos - Publicado el 8, 04, 2024

 Todos sabemos que las ciudades reúnen poblaciones humanas que tienen fines más o menos comunes y que, de modo fundamental, pretenden vivir de modo cómodo en ellas. Si pretendemos definir eso del modo cómodo, aparecerán las discrepancias, pues hay muy diversas maneras de entender lo de “cómodo”. Cosas que ocurren.


En la época medieval las ciudades se configuraban en callejas que rodeaban las catedrales o las iglesias principales. Vías tortuosas y sin muchos miramientos urbanos. Las expectativas de vida eran muy bajas.

Hoy, nada más mirar el plano de cualquier ciudad, deducimos cuál es su barrio antiguo y dónde comienza una expansión realizada con criterios nuevos, en los que el bienestar de los ciudadanos es un factor importante. Aparecen baremos acerca de la anchura de las calles y las plazas adquieren su importancia como elemento ciudadano.

En ellas, en las plazas, se ubican los edificios que son sede de funciones importantes para los lugareños y se suelen llamar  “Plaza Mayor”, no por la importancia de las instituciones situadas en ellas, sino por su tamaño. En ellas se desarrollan muchas actuaciones ciudadanas importantes, sean del tipo que sean: religiosas, culturales, festivas, etc.

Así ocurrió en toda Europa, y a poco que se haya viajado, hemos conocido muchas plazas mayores que siguen siendo el centro vital de las poblaciones. Aunque con el paso de los siglos, las ciudades se hayan expandido  ampliamente, sus plazas mayores siguen siendo la sede de las principales actuaciones ciudadanas.

En no pocas ocasiones, los diseñadores de ciudades buscaron el contraste como elemento presente en ellas. Así, es normal acceder a amplias plazas a través de angostas entradas, de modo que el caminante se siente confortado, y asombrado, ante tal amplitud.



En Lugo tenemos una Praza Maior  que cumple este detalle del contraste. Utilizando algunas entradas, la plaza se adivina de lejos, pero hay dos en las que solo se ve cuando se está dentro de ella. Son los accesos por la Rúa del Conde Pallares y el de la Rúa da Raíña. Llegando desde esta última, incluso hay un pequeño recoveco que impide ver la plaza, aunque se intuyen elementos que forman parte de ella. La esquina barroca del edificio del Concello, el edificio de los franciscanos con su torre de Nemesio Cobreros y vegetación ornamental. Unos pasos más adelante todo cuanto pudo haberse presentido, se hace realidad. El contraste psicológico ha sido servido.

Otro contraste, nuevo en Lugo, emergió en A Mosqueira como consecuencia de las obras de peatonalización que se realizaron en esa zona.

Hay diversas vías para acceder a este lugar. Una de ellas es a través del trecho que lleva, o llevará el nombre de Darío Xoan Cabana, yo me pregunto porqué no se llama de este modo todo el lugar, pero carezco de altos, e inamovibles, conocimientos de política municipal.  Me gusta esta entrada al lugar, pero desde el principio se sabe a dónde se va y no existe, por tanto, ningún factor sorpresa en el paseo. Tampoco lo hay si accedemos desde Mártires de Carral. Llegamos al lugar sin percibir su magnitud. Es mi opinión.

Cuando accedemos desde el paredón que conocemos como Reducto Ceistina, la sorpresa esgrande. Tras dejar de lado los árboles de la Praza da Constitución, nadie, en la primera vez que la visita, espera verse metido en esa amplitud urbana, con una buena muestra de edificios de traza gallega, y una vista magnífica de la muralla. El ajardinamiento, como siempre en Lugo, es muy mejorable, pero rl conjunto resulta grandioso en sí mismo y representa una gran sorpresa para quien llega dando un paseo. El ambiente es diferente para mejor.

Me refiero al ambiente urbano que se encuentra el paseante, el contraste casi momentáneo que se vive al pasar de un ambiente cerrado a otro de gran amplitud. No quiero hablar ahora de todo cuanto encontramos si efectuamos una visita concienzuda a estos lugares. Entonces, veremos el suelo destrozado en los jardines lastimosos de la Praza Mayor o un mobiliario mejorable enA Mosqueira, con bancos de piedra, sin respaldo y diseñados para personas altas.

 

8 comentarios:

  1. Sobre o modo de acceder ás prazas por sorpresa, moi de moda no Barroco, tense falado bastante, e un exemplo moi comentado é o cambio que supuxo en Roma a apertura da Via della Conciliazione.
    Cando fixo a praza, Bernini aproveitou a laberíntica traza medieval para que non houbese vistas directas ó Vaticano dende lonxe; así os peregrinos atopábanse ca magnificencia da praza de San Pedro, de súpeto ó atravesar a columnata (dende a súa parte dereita habitualmente).
    Cando Mussolini decidiu a apertura da Via della Conciliazione que une Roma co Vaticano, perdeuse esa sorpresa e un vai vendo o que lle agarda durante máis de medio kilómetro.
    Outro lugar onde na mesma Roma se apreza moito esa querencia por provocar sorpresa é a Fontana di Trevi, que se presenta ó viaxeiro tamén sen avisar (salvo polo ruído do xentío que hai alí sempre).

    En Lugo podemos sentir cousas semellantes nalgúns espazos, en función de por onde se acceda, como vostede sinala na Praza Maior (onde se se recuperase a alameda da parte baixa a cousa ademais melloraría), pero tamén na de Santa María, a Soidade (dende Armanya ou rúa Nova), a praza do Campo, Campo Castelo ou o adro da Catedral. Fora de murallas iso pasa bastante menos e as prazas teñen accesos menos sorpresivos e moitas incluso non se sinten como tales prazas ó ser hermos abertos e desanxelados.

    Respecto da Mosqueira, como corresponde ó que fora un Campo da Feira, ó que un debe chegar aínda sen coñecer a cidade, o acceso ten que ser evidente e non unha sorpresa; eu non a vexo como unha praza con entradas sorprendentes, senón que é o saínte do Reduto de María Cristina o que provoca a sorpresa (o "contraste" que comenta vostede) cando un chega por ahí, xa que oculta o entrante cara a muralla romana orixinal e o espazo da Mosqueira, pero podería dicirse que é unha sorpresa "accidental" e nin o deseño urbano nin o axardinamento ou mobiliario urbano na praza da Constitución nin na Mosqueira acentúan ese efecto (que efectivamente existe) como entrada, senón que se produce accidentalmente na unión entre os espazos, pola propia xeometría da muralla.
    E un contraste que tamén ten valor, pero que (persoalmente) non vexo como unha entrada nin como unha transición de pechado a aberto dende a praza da Constitución á Mosqueira.

    Por último, agradecerlle que co seu artigo me fixese reflexionar sobre este espazo.

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  2. Gracias Anxo Sánchez polo comentario que enriquece mucho mi artículo. Lo enriquece para mí y para todos aquellos que acostumbran a leer los comentarios. Sí, considero que el contraste en la Mosquera les salió de modo inesperado. No creo que estos responsables de ahora se detengan en detalles clásicos a la hora de programar algo relativo a la ciudad y sus ciudadanos. Gracias por el comentario.

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  3. No se respeta,lo que se hace,para cuidar el medio ambiente,y después mucha belleza cuidado personal,presunción etc etc,que poco cuidamos nuestra vida externa,como diría un catedrático amigo mío,nuestra vida inmaterial.

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    1. No, no se respeta. Tal vez no se respeta nada y, por tanto, todo se puede atacar y modificar, cuando no eliminar. Hemos visto muchos destrozos ciudadanos a cambio de chabacanería y horterada. Es lo que hay. Lástima que esos ataques al patrimonio urbano tiene sus aplaudidores. Incultos, pero hacen ruido aprobatorio. Gracias por el comentario.

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  4. Qué interesante, Emilio tus observaciones sobre las plazas mayores, no sólo por lo que albergan, sino por esa especie de punto de fuga invertido, que nos invita a entrar en ellas y descubrir esa amplitud.
    Posiblemente en sus inicios, albergarían algún pozo, un autentico lujo que con la red de tuberías seguro que desapareció.
    Con estas descripciones invitas siempre a la reflexión.
    Todas las plazas han sufrido innumerables mutaciones, llenándose de cafeterías y restaurantes.
    C'est la vie!

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    1. Es posible, Alfonso, que las plazas mayores nacieran junto algún punto de encuentro ciudadano, como una fuente de agua. Hoy aquellos motivos desparecieron, pero esas plazan mantienen su papel de puntos de encuentro en festividades ciudadanas. Gracias por tu comentario.

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  5. Cómo evolucionó la Plaza de la Mosquera desde los años 50!

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    1. Pues sí. Y esperemos que siga haciéndolo, para adaptarse a los nuevos tiempos que vayan aparecierdo. Me apena que pierda su sabor rural, pero es lo que mandan quienes mandan. Gracias por el comentario.

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