martes, 20 de abril de 2021

Nuestros árboles (y II) (Publicado el 20-4 de 2021)

En un artículo anterior alabé nuestros árboles y creo que con razón. Hoy comentaré las cosas que me desagradan en cuanto al trato que les damos en nuestra ciudad, creo que también que con razón.

Una opinión personal mía es que en nuestros jardines se plantan los árboles sin tener en cuenta el tamaño que tendrán sus copas. Así, al crecer, aparecen apelotonados, como vemos en algunas partes del jardín de la plaza del Ferrol y en varias zonas del parque Rosalía de Castro, donde se entorpecen entre ellos y no pueden desarrollar plenamente sus copas. Tal vez en esos jardines sobre la mitad de los árboles que vemos. Puede ser que a los que quedasen los viésemos más airosos y el conjunto ganase en armonía. No vale cualquier persona para plantar un árbol si se quiere hacer con sentido.




Tenemos árboles que, sin tener en cuenta su valor o singularidad, me parecen muy fuera de lugar. Como los pobres árboles del amor o de Venus, llamados así por la forma acorazonada de su hoja. Están desperdigados delante de lo de San Marcos, (llamar plaza a aquello vulnera el concepto que tengo de plaza tanto en sentido urbano como en el humano). Allí, con un triste alcorque disimulado bajo unas lajas de pizarra me dan pena. Olvidados, sin la dignidad merecida como seres vivos, parecen esperar mejores sitios que les traerían mejores tiempos. Me parece que son pocos quienes se han fijado en ellos. Bonitos árboles dignos de mejor destino.

Otros árboles que encuentro fuera de lugar son los magnolios de la calle de la Reina. Tienen unas copas voluminosas, demasiado grandes para la estrechez de la calle. Desmadrados, quitan la luz a los primeros pisos de muchas de las casas de la calle. Casas bonitas, con fachadas dignas de ser admiradas, pero ocultas por una plantación desacertada. Tal vez tampoco se tuvo en cuenta el tamaño del árbol crecido. Los magnolios crecen mucho, miremos los dos de la plaza Mayor o el de los jardines del Museo Provincial. Claro que los de esta calle no alcanzarán tal tamaño, pues están plantados en recipientes de hormigón, enterrados bajo el nivel de la calle y que contienen poco volumen útil de tierra. Esta poca disponibilidad de suelo será un factor que limite su crecimiento, pero no auguro buen futuro a esos bonitos magnolios, también dignos de mejor destino. Yo les buscaría un lugar amplio, en el que se encontrasen proporcionados con su entorno.

Cuando los olmos (negrillos) de la parte baja de la Plaza Mayor murieron por epidemia, se plantaron árboles con copa de forma adecuada para el espacio en que iban a desarrollarse. Esa forma se mantiene con el tiempo mediante un trabajo continuado de poda, sabiendo lo que se quiere hacer. Pero no se hizo y hoy, pasado un tiempo desde que se pusieron allí, forman un triste conjunto de árboles desacompasados en su modo de ramificación.

Hay un árbol que echo en falta en el recinto amurallado. Me refiero al Serbal de los cazadores. Es bonito, de hoja caduca y con frutos en baya, visible desde final de verano. Su área de distribución se extiende por los Alpes, Pirineos, Cordillera Cantábrica y llega hasta nuestros Ancares y Cebreiro. Es decir, plantados en nuestra ciudad estarían como en su casa. Creo que si tenemos un especial cuidado con el urogallo, es obligado hacerlo también con otro ser vivo autóctono, este árbol, y tenerlo en la ciudad como muestra de cariño, de respeto o de ambos sentimientos. En realidad, el serbal está presente en Lugo con toda dignidad, pues adorna diversos tramos de la Ronda das Fontiñas, pero me gustaría verlo dentro del recinto histórico.

Otro árbol ausente por completo es el carballo. Ya sé que nuestros bosques circundantes son carballeiras. Pero me refiero a algún ejemplar, siquiera uno, tratado con el cuidado y el respeto que se merece. Por la Aceña de Olga se han dejado parcelas con restos de bosques anteriores a los trabajos de urbanización, pero me gustaría verlos aquí, en algún lugar que nos recordase nuestro origen como seres unidos a nuestra tierra. Ellos y nosotros.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho que menciones el serbal de cazadores (Sorbus aucuparia, no?).
    Me parece un árbol muy elegante y precioso, tanto en floración como cuando tiene los frutos.

    Nosotros, en Guils de Cerdanya, tenemos cuatro ejemplares en el jardin, uno de ellos nació de semilla.

    Gracias por tu hermoso artículo.

    Carmina

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    1. Muy bonito detalle, Carmina, de vuestro Serbal nacido de semilla. Un buen dato acerca de la adaptación de su árbol progenitor.
      Beso, Emilio

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  2. Graciass a ti por tu comentario. Sí, es Sorbus aucuparia. lo echo de menos en algún jardin de Lugo, que tiene muy bonitos árboles. Tal vez los lucenses no dan mucho valor a este patrimonio arbóreo, pero está en las calles para disfrute de todos.
    Gracias de nuevo, Carmina.

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