Me resulta bonito, muy bonito, pasear por Lugo, por calles plenas de historias familiares entre casas que nos hablan de sus propietarios, orgullosos, sanamente orgullosos de su patrimonio. Nosotros podemos saborear esos exponentes del poder, verlos bonitos, pues lo hermoso de entonces sigue siendo hermoso hoy. Me gustan los vanos de las fachadas coronados por copetes triangulares o porciones circulares. Guirnaldas generosas, cayendo como en una fiesta de piedra con flores salidas de la imaginación.
Me entretiene mirar casas situadas dentro del recinto amurallado y con fachada de granito. En Lugo tenemos una buena colección de este estilo, construidas a finales del siglo XIX, cuando se construían como símbolo de la posición social de sus dueños y bien patrimonial suyo.
Tenemos
una hermosa colección de casas bellamente adornadas en sus balcones, sus
ventanas, sus galerías o incluso en su totalidad. Lógicamente, las calles del
centro son las que poseen esta magnífica colección que está presentada a la
calle para servir de disfrute de quien las quiera ver o enseñar a amigos o
visitantes.
Si hablo de las galerías, digo que también encuentro diversidad en ellas, según las calles, pues mientras las de la calle de la Reina suelen ser magníficas en su diseño y ornamentación, con otras, la verdad, no soy capaz de explicarme cómo han sido aprobadas por la comisión municipal pertinente. Por no aplicarles otros adjetivos, digo que son inexplicables en tales lugares. También, mirando las alturas, nos encontramos con algunas trampas urbanísticas fáciles de detectar. Trampas del estilo de haber construido un piso o dos más de los previstos en los preceptivos planos. En otras ciudades también es posible detectarlos con ojos avisados.
En
las casas lucenses ornamentadas, el adorno más frecuente es un tipo de copete
en forma de guirnalda floral que orla la parte superior de las ventanas o
balcones. Suele ocurrir que si hay más de dos niveles ornamentados, los adornos
no sean los mismos en cada uno de ellos. Una cosa que quiero indicar, es que
estos adornos están esculpidos en la piedra, en nuestro granito. No son adornos
puestos posteriormente en la fachada, ni añadidos postizos. En otras ciudades,
los adornos, cuando los hay, suelen ser de madera o azulejos. En nuestro caso,
el adorno está esculpido en la misma piedra que sirvió como elemento de la
fachada. Esto generó dificultad para el cantero. Y mérito, claro.
En
cuanto a balcones, los hay de dos tipos. O bien son balcones corridos a los que
se accede desde cada una de las puertas existentes en las habitaciones que dan
a la calle, o bien son balcones individuales, uno por cada puerta de habitación.
Algunos balcones, yo solo tengo constancia de dos casas con ellos, poseen
hermosas columnas talladas en sus extremos. Estas columnas son bajas, no suelen
sobrepasar la altura de las barandillas.
Ya
he hablado aquí acerca de barandillas en nuestros balcones. Me reafirmo en lo
dicho, con un esplendor ornamental que corresponde a la época modernista, y hoy
bonitos objetos para disfrutar en paseos propios de estos tiempos.
En
algún caso en la calle de la Reina, la ornamentación se extiende a toda la
fachada. En esta situación, en cada nivel el adorno es diferente y su galería
resulta espectacular por su estructura y su talla. También por su buen estado
de conservación. Lástima que los magnolios no permiten verla en su totalidad,
pero allí está. Para mi entender, es la más espectacular, pero insisto, es una
opinión personal.
Hay
un aspecto de ornamentación, que he dejado para el final. Me refiero al
coloreado. Durante mucho tiempo, nuestras fachadas de granito estuvieron enfoscadas
con mortero blanco. El conjunto de casa con perfiles de granito y blanqueadas
nos llegó a parecer inamovible en Galicia. Pero un día, nuestro Círculo de las
Artes nos presentó su sede coloreada con tono crema, que posteriormente pasó al
verde actual. Nos gustó el nuevo aspecto y desde entonces, las casas coloreadas
se nos han hecho familiares, llenando nuestras calles de sobriedad y elegancia.
También
encuentro obligatorio referirme a aquellas que presentan pinturas, como las de
Obispo Izquierdo adosadas a la muralla. Sus pinturas nos pueden sorprender de
modo muy agradable.
Me llama la atención que en muchas casas hay balcones en los primeros pisos y galerías en los últimos. Habrá alguna explicación, verdad?
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Es propio de la construcción gallega. Los últimos pisos ponían galerías para mejor aprovechar los rayos de sol, entendiendo que éstos no llegaban a los pisos más bajos. Gracias por tu comentario, Chiruca.
ResponderEliminar