Para mi manera de entender, lo de San Marcos no es una plaza. Es un sitio. Considero que una plaza es un lugar de convivencia ancho, espacioso, en el que confluyen varias calles. Aquí ocurre que la calle de San Marcos se ensancha frente al Palacio para volverse a estrechar. Procedentes de ambos lados del mismo edificio, confluyen sendas vías de servicios y nada más. Los grandilocuentes hablan de la plaza como de las murallas, pero yo solo veo un sitio y una muralla maravillosa, pero una sola.
Del sitio, lo de San Marcos, ¿qué voy a decir? Recuerdos
entrañables, solo recuerdos asociados a jardines, fuentes, bolas de granito,
corte romántico y unos árboles, cedros, que crecieron sin medida y destrozaron
el espacio y el volumen que configuraba el lugar. Porque cuando se plantan
árboles conviene tener en cuenta el tamaño que tendrán cuando sean adultos o
si, llegado el caso, se podrán podar sin causarles mayor daño. Todos lo vimos.
No se hizo nada y los árboles ensombrecieron el Palacio, crearon un espacio
inhóspito y fue preciso eliminarlos para generar otro tipo de urbanización.
Para mi, ese sitio es una fuente de profunda nostalgia por
las muchas cosas que fue, por los muchos paisajes urbanos que definió antes de
que ocurrieran las últimas modificaciones, pues contra toda norma que suelen
acarrear los cambios, los últimos no fueron a mejor, sino que dejaron una
desazón melancólica, añorando lo perdido y no sabiendo de qué modo enjuiciar lo
nuevo para creer que todo ha sido para bien, para mejor.
Recuerdo verjas elegantes, que se fueron a rodear la
actual sede de ASPNAIS; muretes de granito por donde, cuando niños, nos gustó
encaramarnos llevados de la mano por nuestros padres; bolas de granito, que no
sé a dónde han llegado en su rodar; recuerdo farolas grandes, elegantes, que
tras pasar modificadas a colgar en la fachada del Palacio, se han ido tampoco
se sabe a dónde. Recuerdo fuentes de diseño acertado y sonido entrañable que
refrescaba los calores veraniegos. Por recordar, recuerdo muchas cosas de ese
sitio, seguro que compartidas por otros lucenses, pues todos tenemos pedazos de
nuestras vidas asociados a ese lugar.
Luego, no sé a quién se le ocurrió, llegó el último
cambio. Tal vez se creyó necesario darle un toque de modernidad, no lo sé. Pero
lo que se hizo nos dejó boquiabiertos.
Hay quien dice que aquello es una marea de hormigón. Pero en
lo de San Marcos, la verdad, yo no veo ni un centímetro cúbico de hormigón. Veo
materiales nobles como son mucho granito y algo de mármol. Granito, sí, el
mismo material con que está construida nuestra Catedral, el edificio del
Ayuntamiento, la iglesia románica de Meilán o la gótica de San pedro. Con ese
granito está construido de manera mayoritaria lo de San Marcos. Hay también mármol
blanco, el mismo de los ángeles del altar mayor de nuestra Catedral. ¿Acaso
falló aquí el material empleado? De ninguna manera, pero el material de
construcción siempre ha sido un medio eficaz para que un constructor avezado hiciese
realidad su idea. Gracias a ellos, en todos los tiempos los pensamientos, los
sueños del arquitecto se hicieron realidad para disfrute de aquellos a quienes
iba dirigida la obra, nosotros.
¿Falló tal vez la idea constructora? No lo sé, pero algo
tuvo que fallar, pues encuentro desastroso todo aquello. Los árboles dan
lástima colocados al tresbolillo, pretendidamente protegidos por alcorques de
lajas de pizarra. Cubos de granito de diversos tamaños con aristas biseladas, eso
sí, para no provocar daños. Bancos con asientos y respaldos de madera carente
de protección y a punto de iniciar su proceso de putrefacción. Farolas de
formato incomprensible aunque con láminas que eviten la fuga de luz hacia el
espacio y así no estorbar el vuelo de las aves nocturnas. Tal vez modernidad no
bien asimilada y digerida.
Hay una cosa que agradezco a este sitio, pues en una
ciudad tan dada a discrepancias en la que cada uno tiene su opinión, lo de San
Marcos ha conseguido aglutinar el rechazo de la inmensa mayoría de lucenses, si
no la unanimidad. Tiene su mérito.
Qué recuerdos!
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Ese lugar trae recuerdos a todos. Gracias, Chiruca.
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