Hablar de un parque rodeado de calles con elevado nivel de tráfico, podría parecer una tarea difícil. No obstante, el ambiente definido en este parque, por sus elementos hace que sea muy sencillo, pues nada más atravesar su acceso, nos llena la sensación de entrar en un ambiente diferente y mejor del que hemos dejado atrás.
No me importa la entrada que utilice para adentrarme en el parque, siempre siento de modo inefable la sensación de estar en otro sitio, alejado del tráfico ciudadano que rodea el recinto. Parece que me encuentre en otro mundo, como me ocurre también en el claustro de nuestro Museo Provincial.
Si utilizo la puerta de la Avenida de A Coruña, me encuentro en un paseo amplio y en ligera pendiente. Su suelo ya nos indica algunas peculiaridades, pues está empedrado con adoquines de aspecto rústico, de color tirando a tostado, de apariencia artificial y que recuerdan la terracota. Un suelo muy de jardín, como los bancos de aspecto rural, que aparecen abundantes a ambos lados de este paseo principal. Estos bancos, así como el suelo peculiar y los árboles confieren al lugar un aire muy acogedor, muy propicio al descanso. Y a eso vamos a ese parque.
Son frecuentes en él las placas conmemorativas que recuerdan hechos o personas presentes en la memoria. Placas discretas, situadas en el suelo casi sin querer llamar la atención, pero que encierran restos de memoria colectiva.
En este jardín se encuentra reposo, incluso las voces llegan lejanas y todo se ve de diferente manera. Es sedante ver cómo las personas mayores hacen ejercicio con aparatos apropiados casi en la entrada, pero ya en otro mundo, dentro del parque, donde todo es otro mundo en el que no caben las prisas, que quedan fuera.
Según vamos bajando hacia la plaza central, parece como si no hubiesen caminos laterales, como si todo fuese un gran césped, pero no es así. Los caminos, que los hay, son sencillos senderos enlosados que llevan a lugares concretos, pero no a todos. Para ir a cualquier sitio, al que se quiera ir, se va, sin más. Aquí, sin saber la causa de tal singularidad, se pisa el césped y no encontramos signos de estropicio ninguno. Por eso, con el buen tiempo, no es raro encontrar grupos alegres sentados y viviendo sanamente momentos que más tarde serán recordados con cariño. Tal vez sea éste el parque local más vivido en nuestro tiempo y se podría indagar la causa.
Me gusta este sitio, me gusta el reposo que es capaz de transmitirme este lugar en el que todo es sosiego, desde el suelo a los árboles que, juntos configuran un lugar único y acogedor. La vegetación forma un hermoso conjunto que sirve de base a otras estructuras del parque. Los árboles están muy esparcidos, lo suficiente como para que puedan crecer en solitario y desarrollar su copa en toda su forma. Es allí donde comprobamos la causa de que algunos formen parte de las coníferas, al comprobar los conos casi perfectos de sus partes aéreas. Pero no solo las coníferas lucen su morfología, también las frondosas están hermosas en todo su esplendor. Al pie de los árboles encontramos arbustos recortados, controlados en sus crecimientos. Algunos jardineros saben bien que las plantas, al crecer, pueden modificar volúmenes y conviene no alcanzar esos momentos.
Sobre el manto vegetal encontramos una amplia y variada colección de esculturas, no muy abundante, pero suficiente para dejarnos ver diferentes tendencias de este arte: desde obras figurativas a otras más abstractas, de esas que obligan a las imaginaciones a volar.
Siempre he dudado acerca de lo que es un jardín: Un lugar con colecciones de plantas exóticas; quizá un recreo para la vista con sonidos de agua y colores vegetales; lugar de reposo y descanso para las personas. También me gusta el jardín como imitación de la naturaleza, un paisaje artificial. Colocar todo de manera muy estudiada de modo que sorprenda la acertada colección de plantas y su disposición, pareciendo todo muy natural cuando realmente representa mucho tiempo de programación, mantenimiento y presupuesto. Creo que este parque es un ejemplo de esto que digo. Un hermoso paisaje arificial.
Un mundo en el que las prisas quedan fuera aparcadas,besos
ResponderEliminarUn modo muy bonito y gráfico de definir este lugar. Gracias por el comentario. Recuerdos en casa.
EliminarEs un parque precioso. Su ubicación realza la zona. Lugo es una ciudad afortunada!
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Cierto es lo que dices que su ubicuación emnoblece la zona. Un remanso de paz y belleza en una zona de no muy clara situación. Gracias, Chiruca.
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