Ahora, en Lugo, es momento de disfrutar de la contemplación de nuestros árboles, que son muchos y diversos y, en general, bien tratados. Hacerlo en paseos pausados, sin prisas y con tiempo para recrearnos en esos árboles que nos acompañan en nuestra actividad urbana.
He de distinguir ahora, al hablar de árboles, a los que no cambian de hoja en otoño, que parecen tenerla perenne y por eso se llaman perennifolios. En realidad, la van cambiando a lo largo de todo el año con un ritmo tan lento que parece que no se produce y casi pasa desapercibido para nosotros.
Al hablar de árboles de hoja perenne en nuestras calles debo comenzar por el que es considerado un lujo ornamental de Galicia, la camelia. Un árbol bonito, que vemos con morfologías diversas, árbol o arbusto. Soporta bien la poda y por tanto, es posible controlar su crecimiento en entornos ciudadanos. Su floración no se resiente con las podas, siempre que se hagan en los momentos adecuados.
Añoro en nuestra ciudad una bonita y señorial hilera de camelios blancos, elegantes, anunciando la primavera que está en puertas, pero no tenemos esa hilera. Tenemos, sí, la de los rojos en Santo Domingo y algunos en la Plaza de Ferrol. Los de Santo Domingo, con su recorte cilíndrico, elegante, siempre llaman la atención. Tenemos camelios en muchos lugares de la ciudad. Pienso en Mártires de Carral o María Balteira, por citar algunos. Pero echo de menos una profusión de blancos.
Otros perennifolios bonitos son los tejos, casi negros, que vemos en el jardín de San Roque. Su conjunto fue elegante y sobrio, pero hoy precisan un serio recorte para recuperar su aspecto anterior y perdiendo su actual aire de abandono. Hay otro tejo bonito, con una forma que es consecuencia de muchos años de poda concienzuda. Es el que imita una cúpula bizantina, junto a la iglesia de San Froilán.
También me gustan los laureles, pequeños y discretos, podados con forma cilíndrica, que hay en la calle del Progreso. Tal vez sin llamar mucho la atención, están prestando su aire sobrio a una calle que siempre me ha gustado por el tono señorial de algunas de sus casas.
¿Qué diré de los magnolios de la calle de la Reina? Que me gusta la calle y me gustan los árboles, pero el conjunto lo encuentro aberrante. El árbol es solemne así como la calle, pero esos grandes ejemplares, encajonados entre aquellas casas, destrozan la armonía urbana. Las ramas han tenido que ser recortadas en alguna ocasión, pues entraban en las viviendas, y el conjunto de la calle con sus hermosas fachadas y el edificio noble de Hacienda, se ve engullido por la gran masa arbórea, que agrede el volumen urbano.
Para mí, el magnolio más bonito que tenemos en Lugo está en los jardines del Museo, aquel pequeño espacio que disfrutamos con entrada desde la Rúa Nova y tan bien mantenido. Incluso con carteles explicativos y planos que orientan en el paseo por el lugar. Allí tenemos muy buenos ejemplares de árboles, entre ellos el magnolio que comento, además de un hermoso acebo, justo a su lado.
Muchos recuerdan los cedros que hubo ante el Palacio de la Diputación. Aquellos árboles eran propios de otros tiempos, cuando no se sabía mucho de árboles. Se plantaron cedros, pero se les llamó “pinitos”. En los primeros años tuvieron un buen crecimiento, lucieron y gustaron mucho, pero crecieron tanto, que llegaron a destrozar el paisaje urbano con su desmesurado volumen en un recinto limitado por edificios. Ahora, al plantar árboles se tiene en cuenta su ritmo de crecimiento y su docilidad a la poda como un indicativo de poder controlar su volumen al pasar los años.
Para ver coníferas, hemos de ir al parque de la Milagrosa. Allí los árboles están plantados con buenos criterios, de modo que sus copas no se interfieren entre ellas al crecer. Tal vez sea éste uno de los mejores lugares de Lugo para verlas. Tenemos, también, los cedros del Parque de Rosalía de Castro y lo que queda de las sequoias que hubo en la plaza que rodea la fuente central.
Jose maria dice. Gracias por tu generosidad,aportando a ignorantes como yo,tu sabiduria,aprovechandola,yo resumiria, el que por desgracia,siempre hay una dicotomia,entre lo que nos regala nuestra naturaleza,y lo que los mandones atentan,colocando hormigon,construcciones,y elementos,que no nos permiten gozar,respirar,saborear,esta naturaleza,Paraiso,que Dios nos regala,perdona Emilio pero que cabrones.....como siempre desde un inconsciente pero con un corazon abierto,Carmucha sinfue y dice un beso a Emilio....
ResponderEliminarHola, creo que en Lugo se está muy acostumbrado a dejar hacer al Concello lo que le viene en gana. No creo que desde tan elevado nivel atiendan los deseos de los ciudadanos, que somo quienes les votamos. Otra cosa es la idoneidad de las personas para los cargos que desempeñan. Eso daría lugar a un amplio cambio de impresiones, no muy halagüeñas. Besos en casa.
ResponderEliminarGrazas por deterte na natureza que convive cos espazos construídos na cidade...
ResponderEliminarEse percorrido é necesario e moi sabroso neste tempo.
Un saúdo!
Gracias, Pilar, por tu comentario. En Lugo tenemos gran diversidad de árboles en la zona urbana, además de algunos retazos de la carballeira original que se dejó al definir los terrenos del campus. Opino que con buen criterio. Faltan algunos árboles representativos de nuestra flora, pero espero que algunos vayan llegando a nuestras calles. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarEn la Plaza del Campo Castillo también hay unos magnolios preciosos.
ResponderEliminarMe encantó el recorrido.
Abrazos
Chiruca
Esos son Magnolios de hoja caduca, no peremnifolios, pero sí, muy bonitos y sus flores tempranas alegran el paisaje urbano cuando la primavera llega.
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