En pleno centro de Lugo, en la Plaza Mayor, tenemos un edificio hermoso, digno de ser uno de nuestros objetos de orgullo ciudadano. No obstante, creo que son pocos los que han apreciado sus muchos detalles que hacen de lo que digo. Me refiero al convento de los PP. Franciscanos.
El edificio es del siglo XVII
y originalmente fue seminario. Cuando éste pasó al edificio diseñado por
Nemesio Cobreros situado fuera de murallas, el actual convento fue dedicado a
diferentes usos, casi siempre relacionados con el mundo del saber. Cobreros
remodeló la iglesia del edificio. De entonces proviene la torre visible desde
el exterior, con inspiración en la de Eiffel. Cobreros no es responsable del
ábside de la capilla, que fue un arreglo de tiempos postconciliares.
El edificio que nos ocupa posee
muchos aspectos que recuerdan a los palacios medio barrocos, medio neoclásicos.
De granito enfoscado en blanco, nos ofrece una gran simetría y proporción. Si
lo vamos mirando poco a poco, iremos viendo cuántos detalles clásicos
encontramos en él. Y este encuentro es el resultado de una aventura personal,
nuestra, pues nadie, o pocos, nos han hecho ver tanta belleza como hay aquí.
La fachada presenta tres
niveles, contando con el de la calle, muy diferenciados entre ellos. En el inferior,
con una fila de vanos coronados por arcos de medio punto y hay rejas empotradas
en el muro. La parte correspondiente a los arcos está dividida en sectores
circulares, definidos con carpintería clara. En el primer nivel encontramos
balcones rectangulares que sobresalen a
la calle. Sus accesos tienen dintel recto y sobre ellos, empotrados en la
fachada, hay relieves rectangulares, en granito visto, colocados con fin
ornamental, tal vez para romper la blancura del conjunto. En el segundo piso no
hay balcones con plataforma y se protegen con rejas empotradas en las jambas.
Aqui nos encontramos con una
regla común en la arquitectura clásica, y es que cuando un edificio presenta
más de un piso, la ornamentación de cada uno de ellos es diferente, aunque el
total conforma un conjunto armónico que puede pasar desapercibido. En buenas
construcciones actuales se suele mantener esta norma.
El edificio, como he dicho,
me recuerda un palacio con sus cuerpos central y laterales. El central, el más
solemne, es el que marca la simetría del conjunto y el que informa de la
categoría del lugar.
En este caso, con un
vestíbulo casi a ras de suelo, se abre al exterior mediante puerta con arco de
medio punto jalonada por cuatro columnas con altos pedestales. A ambos lados,
dos columnas son exentas y las otras dos medio empotradas en la pared. Las
cuatro están coronadas por elegantes capiteles jónicos y en su conjunto
sostienen un friso que sirve de soporte al balcón del primer piso.
Este balcón, con acceso adintelado
ligeramente curvo, tiene una plataforma amplia, que se amolda a los salientes
definidos por los elementos que la sostienen. A los lados del acceso, sendas
columnas casi empotradas en la pared y coronadas por exuberantes capiteles
corintios. Estas columnas también sostienen el soporte del balcón del segundo
piso que, aunque más amplio que ellos, reproduce el diseño de los del primero,
si bien el vano que da acceso a él, presenta un dintel ligeramente curvo.
Para abundar en la calidad de
esta fachada, baste decir que las barandillas correspondientes a los balcones
de los pisos primero y segundo proceden de las antiguas forjas de Sargadelos,
al igual que otras piezas singulares de nuestra ciudad.
No quiero hablar de los dos
cuerpos que limitan esta fachada en sus extremos. En ellos encontramos
balcones, dinteles, hornacinas, relieves y triángulos que coronan entre escudos
episcopales.
Yo desconozco la causa de que
esta fachada, capaz de presidir una plaza con su sola presencia, pasa tan
desapercibida entre nosotros. Tal vez sea esa gran desconocida que hay en todas
las ciudades y en la que, de modo inexplicable, nadie se ha fijado con
detenimiento.
Está en un lugar desde donde
es fácil contemplarla con el sosiego requerido. Verla en solitario o comentarla
en compañía. Estoy seguro de que, al hacerlo, más de uno quedará gratamente
sorprendido ante tal belleza inesperada.
Mi querido profesor,siempre me haces ir a las fuentes, en este caso del diccionario,para estar a tono con tu sabiduría,ejemplar y maravillosa explicación,de algo que externamente,estoy cansado de conocer,pero de cuya estructura no tenía idea...
ResponderEliminarGracias, Anónimo amigo. Me gusta esa función de hacer ver lo que tenemos muy presente en nuuestra vida cotidiana. Un saludo.
EliminarEstimado Emilio,
ResponderEliminarRecoñezo que é unha fachada que merece unha ollada e agradezolle que escriba un artigo sobre ela; pero neste caso concreto vou discrepar un pouco con vostede xa que hai elementos que rachan a harmonía e persoalmente me inquedan un pouco.
No corpo central, con esa porta tan destacada entre columnas, balcón, etc. boto en falla un elemento de remate superior, que neste edificio levan os dous extremos pero non sobre ese elemento central da composición que queda sen el.
Os laterais cobran unha importancia que se cadra se ve minimizada por estar no mesmo plano, sen un mínimo resalte respecto da fachada; ademais están esas fornelas situadas a cada lado das portas dos corpos dos extremos... pero baleiras, noto en falla a escultura que supoño xustificaría a súa existencia.
Tamén está a porta aberta na parte esquerda, mentres que na dereita se mantén unha fiestra, rachando a forte simetría da fachada dun xeito algo descoidado.
E por último, tamén en relación á simetría, a torre da igrexa, que aínda que interesante está situada nunha estrana posición.
Non obstante esa fachada, como di, merece contemplarse co “sosego requirido”. O resto do edificio ten outras cousas que son máis discutibles (o remate da ábsida e a fachada posterior, a cubrición dos patios, ou o trazado de cubertas) e por outra parte un elemento que me parece especialmente ben resolto como é o lateral que da cara o edificio Fenix e a praciña tras el, cun recuado para respectar a simetría de fachada e un trazado e composición de fachada (secundaria) magnificamente resolto... e que tamén merece contemplarse co sosego requirido.
Muchas gracias por el modo sosegado con el que me plantea su discrepancia, que no es tanta Como biólogo que soy, me limito a comentar lo que veo, sin resaltar las ausencias..Noto, sí, la falta de un buen remate del cuerpo central, y más bien al ver los de los laterales. Ante sus acertados comentarios, todos ellos muy oporunos, solo puedo asentir y comprobar que Lugo nos puede ofrecer diversos puntos de vista y opiniones muy fructíferas para un buen convivir ciudadano y cultural.
EliminarMuchas gracias por su comentario, que enriquece mucho el contenido de mi paseo de hoy. Un saludo muy cordial.
Gracias Emilio por tu acertada descripción, cuando pase por delante de este singular edificio repasaré tus observaciones.
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Hazlo, Chiruca. Te gustará hacerlo. Besos
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