jueves, 23 de julio de 2020

Perséfone está por Lugo (Publicado en 10 de mayo de 2020)


Cuenta la Mitología que Démeter era la diosa encargada de adornar la superficie terrestre con plantas, sus flores y sus frutos. Hacía su trabajo bien y con la aprobación de los demás dioses. Démeter tenía una hija de nombre Perséfone. Como corresponde a las muchachas protagonistas de historias, era muy hermosa a la par que virtuosa, como debe ser en tan inmortales personajes. 


Pero, siempre hay alguna adversidad, y aquí comienza la historia que relato, una vez que Perséfone recogía flores del campo, en el suelo se abrió una grieta y a través de ella la secuestró Hades, dios de los infiernos, llevándosela a lo profundo. Las amigas de Perséfone, atestiguaron quién había sido el captor. 

Démeter pidió justicia a Zeus, pero como al dios este rapto le hacía gracia, desatendió tales súplicas. Démeter siempre había confiado en el favor de Zeus, y viéndole reír de su desgracia, se sintió sola y desprotegida. El dios la había decepcionado, como acostumbran a hacer los poderosos cuando algo va en contra de la propia comodidad. Hoy también. 


La diosa comenzó a errar por la tierra buscando ayuda y olvidando su cometido de jardinera terrenal. Al poco, los paisajes comenzaron a secarse, no había flores y el verdor escaseó. Luego también faltaron frutos y fue entonces cuando Zeus decidió que había que terminar con aquel asunto, que comenzaba a ser desagradable que ocurriese en los jardines del Olimpo. También en toda la tierra, pero eso le preocupaba menos. A él y a los demás dioses lo que les preocupaba eran sus fruteros vacíos de frutas. 

Fue cuando llamó a Hades y obligó a devolver su hija a Démeter. Hades, enamorado, se resistía a obedecer el mandato. La niña quería volver con su madre y dijo a Zeus que, como prueba de su rechazo a Hades, no había probado ninguna golosina que él le hubiese ofrecido a lo largo de su cautiverio. Aquí estuvo el error de Perséfone, pues su raptor dijo que le había ofrecido granadas y ella había comido cinco. Se enfadó Zeus por haber sido engañado y castigó a la muchacha a permanecer con su madre cierto tiempo a lo largo del año, pero tendría que bajar a los infiernos a estar con Hades tantos meses como granadas había comido de su mano. 

Así ocurre desde entonces. Cuando Perséfone está con su madre, toda la superficie terrestre es un jardín. Pero cuando baja a los infiernos a cumplir su castigo, Démeter se desentiende de su cometido y toda la naturaleza parece morir, sin flores y triste, pero todo parece resucitar en cuanto Perséfone retorna a estar con su madre, que vuelve a cuidar el jardín terrenal con el esmero que siempre tuvo. 

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Hasta aquí el mito, que ya Homero nos lo relata en la Odisea. Es uno de los primeros que nos habla de ciclos recurrentes en la naturaleza, en este caso, la alternancia de invierno – primavera – verano. 

De todos modos, este mito gusta mucho y siempre que lo relato se escucha con atención, a pesar de saber mis oyentes que estoy contando una falsedad. Pero gusta. Me entra pena, al pensar que son bastantes quienes rechazan las explicaciones científicas y se acogen a interpretaciones de fábula, cómodas de entender, pero sabiendo que son falsas. 

Menospreciamos la ciencia. A veces entendemos como cultura el saber de memoria una o dos poesías. También, para ser culto es preciso haber visitado algún museo nacional y viajado por el extranjero. Todo eso está bien, faltaría más. Pero muchos supuestos cultos no creen necesario saber en qué se basan las pruebas de ADN en temas judiciales, ni interpretar el concepto de ecosistema, ni el papel de la selección natural enunciado por Darwin, por citar tres casos. Todo eso, por citar unos ejemplos, es casi despreciado por muchos al hablar de cultura general. Rechazan hablar de esos temas, diciendo que de eso no quieren saber nada. 

En un tema de incultura, que me duele profundamente. Mientras, después del confinamiento, deduzco que Perséfone ya ha regresado, pues veo que Démeter vuelve a cuidar de los árboles y jardines de Lugo, con flores para nuestro disfrute.

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