jueves, 23 de julio de 2020

Sombras callejeras (Publicado el 12 de julio de 2020)


A veces, en mis paseos por un Lugo soleado, me entretengo en visiones de lo efímero. Viendo sombras, recreándome en ellas, tan caducas como son. Tratándose de sombras, suele ser de este modo. Lo caduco generado por lo permanente. Es curioso cómo en Lugo y en otras ciudades, se generan sombras hermosas, escurridizas, duraderas sólo en la memoria o en fotos, pues en su vida real no suelen duran más de unos instantes. Minutos, como mucho.


Fotos de rejas, de balaustradas, de columnas o de faroles anclados en las paredes o en fachadas. Perfiles, salientes, balcones enteros, siempre elementos rígidos proyectados por el sol sobre paredes o sobre el suelo. Siempre fugitivas, cambiantes, perecederas. Las sombras corren llevadas por el sol. Hay momentos en las que adquieren gran belleza, junto con el objeto que las proyecta, para después desaparecer. Unos instantes que al día siguiente se repetirán para deleite de quienes las disfrutamos, de quienes nos hemos dado cita desde la víspera. Mientras, tal vez otros pasarán ante ellas sin apenas darse cuenta de que están allí, como esperando su contemplación.

Son imágenes ciudadanas no buscadas, aparecidas como por ensalmo, pues los constructores de barandillas, borduras o soportes nunca contemplaron la posible belleza que pudiesen tener sus sombras, es mi opinión. Yo diría que aparecieron casi sin ser llamadas, pero hoy son un componente más de una armonía que podemos encontrar en nuestra ciudad. Como un bien patrimonial inmaterial en oferta para quienes las sepan apreciar en días concretos, no todos ni en todo tiempo.


Me refiero a sombras producidas por el sol, las que se mueven, las que están reñidas con los días de lluvia y las que aparecen en determinados meses y a horas concretas, pues dependen de la altura del sol sobre el horizonte. Todas esas variables inciden en la existencia o no de una sombra y, claro, de su belleza. Aunque en ésta, su belleza, es determinante la del soporte rígido que la genera.

A quien las quiera ver, les recomiendo que vayan a eso, a verlas. El sol no espera y unos minutos de demora hace que la sombra ya no esté, que haya que esperar al día siguiente para encontrarse con ella, si es posible. No siempre vuelven a coincidir las variables que propiciaron que hoy sí, que hoy estuviese la sombra en su sitio y a su hora.

Qué efímero es el tiempo ese. La ocasión la pintan calva, decimos desde el tiempo de los latinos. Tampoco esto es una ocasión, pero sí es un instante de esos que en la vida conviene aprovechar, saborear. No perderse, pues hay mucha belleza latente, escondida. Lugo es una ciudad hermosa con o sin sus sombras, y quien nos visite sin llegarlas a ver, al irse llevará el bello recuerdo de sus callejeos por la ciudad, sus rúas, su catedral, sus plazas y su gastronomía. Y su muralla, faltaría más. Entre tanto recuerdo, las sombras de las que hablo constituyen matices que tal vez aprovechen para dejar algún acento de originalidad al paisaje urbano, sólo eso. Nada más, pero tampoco menos. Como una ráfaga de luz (no, de sombra), que se entrevió un instante al fijar la vista el algún detalle ciudadano, en un rincón, en una esquina, en una fachada.

Para mí, siempre resulta bonito descubrirlas al pasear por los sitios adecuados y a las horas también adecuadas. Descubrirlas o reencontrarlas, como a viejas conocidas. Fieles amigas, siempre atentas a su cita con todos los que queramos apreciarlas.

Deslizándose por fachadas, como acariciándolas, son capaces de provocar que algún edificio sea singular cada hora del día en todos las horas del día. Y no por el edificio en sí, no, más bien por el juego de luces y sombras que provoca el sol al caer sobre las fachadas y proyectando en ellas sus relieves y resaltes. Suelo decir a quien me quiera escuchar que, en este plan, el sol es un fuerte aliado del barroco, haciendo que las ciudades, con sus luces y sombras, no sean iguales a sí mismas a lo largo de los días. De los días soleados, naturalmente.

2 comentarios:

  1. A partir de ahora, valoraré la evolución de las sombras.
    Abrazos
    Chiruca

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  2. Las sombras son capaces de cambiar el paisaje ciudadano a lo largo del día. Fíjate y verás cosas nuevas en tu misma ciudad. Gracias por el comentario.

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