A veces, en mis paseos por un Lugo soleado, me entretengo en
visiones de lo efímero. Viendo sombras, recreándome en ellas, tan caducas como
son. Tratándose de sombras, suele ser de este modo. Lo caduco generado por lo
permanente. Es curioso cómo en Lugo y en otras ciudades, se generan sombras
hermosas, escurridizas, duraderas sólo en la memoria o en fotos, pues en su
vida real no suelen duran más de unos instantes. Minutos, como mucho.
Fotos de
rejas, de balaustradas, de columnas o de faroles anclados en las paredes o en
fachadas. Perfiles, salientes, balcones enteros, siempre elementos rígidos
proyectados por el sol sobre paredes o sobre el suelo. Siempre fugitivas,
cambiantes, perecederas. Las sombras corren llevadas por el sol. Hay momentos
en las que adquieren gran belleza, junto con el objeto que las proyecta, para
después desaparecer. Unos instantes que al día siguiente se repetirán para
deleite de quienes las disfrutamos, de quienes nos hemos dado cita desde la
víspera. Mientras, tal vez otros pasarán ante ellas sin apenas darse cuenta de
que están allí, como esperando su contemplación.
Son imágenes ciudadanas no buscadas, aparecidas como por
ensalmo, pues los constructores de barandillas, borduras o soportes nunca
contemplaron la posible belleza que pudiesen tener sus sombras, es mi opinión. Yo
diría que aparecieron casi sin ser llamadas, pero hoy son un componente más de
una armonía que podemos encontrar en nuestra ciudad. Como un bien patrimonial inmaterial
en oferta para quienes las sepan apreciar en días concretos, no todos ni en
todo tiempo.
Me refiero a sombras producidas por el sol, las que se
mueven, las que están reñidas con los días de lluvia y las que aparecen en
determinados meses y a horas concretas, pues dependen de la altura del sol
sobre el horizonte. Todas esas variables inciden en la existencia o no de una
sombra y, claro, de su belleza. Aunque en ésta, su belleza, es determinante la
del soporte rígido que la genera.
A quien las quiera ver, les recomiendo que vayan a eso, a
verlas. El sol no espera y unos minutos de demora hace que la sombra ya no
esté, que haya que esperar al día siguiente para encontrarse con ella, si es
posible. No siempre vuelven a coincidir las variables que propiciaron que hoy
sí, que hoy estuviese la sombra en su sitio y a su hora.
Qué efímero es el tiempo ese. La ocasión la pintan calva,
decimos desde el tiempo de los latinos. Tampoco esto es una ocasión, pero sí es
un instante de esos que en la vida conviene aprovechar, saborear. No perderse,
pues hay mucha belleza latente, escondida. Lugo es una ciudad hermosa con o sin
sus sombras, y quien nos visite sin llegarlas a ver, al irse llevará el bello recuerdo
de sus callejeos por la ciudad, sus rúas, su catedral, sus plazas y su
gastronomía. Y su muralla, faltaría más. Entre tanto recuerdo, las sombras de
las que hablo constituyen matices que tal vez aprovechen para dejar algún
acento de originalidad al paisaje urbano, sólo eso. Nada más, pero tampoco
menos. Como una ráfaga de luz (no, de sombra), que se entrevió un instante al
fijar la vista el algún detalle ciudadano, en un rincón, en una esquina, en una
fachada.
Para mí, siempre resulta bonito descubrirlas al pasear por
los sitios adecuados y a las horas también adecuadas. Descubrirlas o
reencontrarlas, como a viejas conocidas. Fieles amigas, siempre atentas a su
cita con todos los que queramos apreciarlas.
Deslizándose por fachadas, como acariciándolas, son capaces
de provocar que algún edificio sea singular cada hora del día en todos las
horas del día. Y no por el edificio en sí, no, más bien por el juego de luces y
sombras que provoca el sol al caer sobre las fachadas y proyectando en ellas
sus relieves y resaltes. Suelo decir a quien me quiera escuchar que, en este
plan, el sol es un fuerte aliado del barroco, haciendo que las ciudades, con
sus luces y sombras, no sean iguales a sí mismas a lo largo de los días. De los
días soleados, naturalmente.
A partir de ahora, valoraré la evolución de las sombras.
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Las sombras son capaces de cambiar el paisaje ciudadano a lo largo del día. Fíjate y verás cosas nuevas en tu misma ciudad. Gracias por el comentario.
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