Conocía el ábside de la iglesia parroquial de Santiago de Meilán, pero nunca la había rodeado por ver su fachada.
Situada
en el margen izquierdo de la carretera que nos lleva a Hombreiro, ha sido
durante muchos años el final de un paseo que ma gusta hacer. La iglesia es de
un bonito estilo románico rural, con un murete que cierra su entorno, puerta
con cancilla y, junto a esa puerta, el pedestal de un esbelto cruceiro con cruz
desnuda, sin crucifijo. Como abrazando este conjunto hubo (sí, hubo) un
corpulento castaño que en otoño confería un entrañable colorido al conjunto.
Hay una torre barroca a la que se accede desde fuera y situada al inicio del
ábside. Para mi gusto, la torre no es muy alta, quedando con un cierto aspecto
rechoncho.
En otoño, el castaño enmarcaba todo este conjunto, confiriéndole un hermoso y colorido aire rural. Por suerte, tengo una diapositiva que recoge la belleza de este encuadre en esa estación. Hoy ya no existe el castaño, tal vez la construcción de un aparcamiento aconsejó eliminarlo y ya sabemos que en eso de quitar árboles somos muy obedientes. Desconozco la causa, pero la última vez que estuve allí, también había desaparecido la cruz del cruceiro, con lo cual sólo quedaba su fuste y la ménsula sobre la que estaba situada la desaparecida cruz.
El
conjunto, sin árbol y sin cruz, sigue teniendo una hermosa serenidad rural, acogedora.
Para mí, es bonito volver a Meilán por ver este lugar. En las descripciones de
la iglesia es posible leer que además del ábside románico, posee fachada
barroca. Pero lo dice de un modo tan displicente que nunca se me ocurrió dar la
vuelta al edificio para verla.
Cuando lo
hice, me encontré lo inesperado y lamenté no haber ido a verla en fechas más
tempranas. La fachada es un gran paredón blanco, ocupando la ausencia de la
inicial, pero con una puerta que describiría como de lo mejor del barroco
compostelano en Lugo. Todos sabemos que Domingo de Andrade, constructor de la
Torre del Reloj de la catedral de Santiago, estuvo en Lugo levantando la
sacristía de nuestra catedral, y que su discípulo, Fernando Casas Novoa, autor
de la fachada del Obradoiro de la catedral compostelana, construyó la capilla
de la Virgen de los Ojos Grandes, así como el claustro de la catedral de Lugo.
Creo que
la puerta de la iglesia de Santiago de Meilán fue hecha con un diseño de
cualquiera de los dos maestros. Habría que cotejar fechas en documentos, pues
no dispongo de datos concretos. Pero la obra está allí, en Santiago de Meilán,
para quien quiera constatarlo.
La
puerta, festoneada con rebordes, ofrece un bonito juego de luces y sombras con
la complicidad del sol, haciendo que en cada hora tenga un aspecto diferente,
algo muy del gusto de los maestros compostelanos. Sobre la puerta, un tímpano
triangular truncado con los extremos sobresaliendo sobre cada límite de la
puerta.
En el
tímpano, albergada en el hueco que define el vértice ausente, podemos ver una
hermosa escultura del Apóstol Santiago. Aparece como peregrino, como siempre gustó
en Compostela. Llega al lugar caminando, a pie y sin más emblemas que lo
identifiquen que los suyos propios: cayado alto, sombrero con el ala vuelta
sobre la frente y, en esa vuelta, la vieira; esclavina con sendas vieiras en
sus extremos sobre el pecho. Compostelano cien por cien.
La imagen
del Apóstol está en el centro de la fachada y bajo sus pies aparece de nuevo
una vieira, así como la cruz de Santiago.
Enmarcando
el conjunto, deslizándose a lo largo de los bordes de la puerta, cayendo desde
los extremos del tímpano sobresalientes, vemos racimos de frutas,
principalmente manzanas. Recogiendo la tradición del Renacimiento con sus
cornucopias repletas de frutos, a los maestros compostelanos les gustó imaginar
que tales cornucopias giraban para desparramar esos frutos sobre nosotros. Las
gracias celestiales que nos llegan gracias al Apóstol.
Las
manzanas, siempre las manzanas. La manzana de Eva, la de la discordia, la de
Guillermo Tell, la de Caperucita. La del barroco gallego. Un bonito paseo
acercarse a Meilán.
Recuerdo evocador de la iglesia de Santiago de Meilán. Gracias Emilio por propiciarlo.
ResponderEliminarAbrazos Chiruca
Gracias a tí, por tu comentario.
ResponderEliminarNo conozco la iglesia, pero el artículo muy bonito.Como todos.
ResponderEliminarTe llevaría a verla, Olga, pero ya no tengo coche para hacerlo. El entorno es bonito y el ábside lo llena de belleza y cierto toque de nostalgia. Gracias por tu comentario.
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