Siempre me ha gustado mucho la colección de edificios que podemos contemplar en esta calle, todos más o menos coetáneos, pero cada uno con un singular estilo. Bonita colección de ellos, tal vez necesitada de una buena mano de pintura para lucir en todo su esplendor.
En el
cruce con Bolaño Rivadeneira encontramos cuatro majestuosas construcciones
dignas de enaltecer una esquina. Tal vez no muchos de nosotros se hayan
recreado en su contemplación, quizás por aquello de estar construidos en
hormigón, o por lo que sea. Me gustan y mucho, por ellos mismos y por ser
representativos de estilos que en Lugo tuvieron arraigo y generaron una época
de la que aún disfrutamos. En cuanto a lo del hormigón no sé porqué entre
nosotros tiene desprestigio por parte de personas que no saben distinguirlo y
desconocen cuánto debemos a él si hablamos de la belleza de nuestras calles.
Pero volvamos a Quiroga Ballesteros, una calle que debe mucho a este material. Podemos preguntarnos qué fue de aquella fiebre constructora que nos inundó con unos edificios que aún nos gustan y generan admiración. Hoy parece que en Lugo desapareció tal fiebre capaz de dignificar y alegrar la ciudad, pero pasear la vista por esa colección de hermosas fachadas es un recreo para el amante de la construcción urbana. En ella, las casas son muy diversas, pero todas muestran un manifiesto y conseguido deseo de belleza y logran, además, una armonía urbana muy de agradecer cuando paseamos por la ciudad.
Si hablo
de los edificios, quiero detenerme en los portales de acceso, siempre cuidados
y estudiados. Con sus puertas, que conviene mirarlas como exponentes de un
tiempo en el que los mínimos detalles se cuidaban con cariño. Ante ellas
podemos imaginar a los grandes arquitectos detenidos en minucias ornamentales
tratando de sumar funcionalidad con belleza, pericia y acierto.
Hace un
tiempo, no mucho, corrió un rumor que decía que alguien de mucho mando quería
cubrir la calle, o taparla. Una mala sombra se cernía sobre Quiroga Ballesteros.
Luego se habló de humanizarla y se humanizó. Me gustaría que alguien me
explicase qué se entiende por humanizar cuando se habla en términos urbanísticos.
La calle
ha sido peatonalizada, lo cual considero un éxito y un regalo para los
múltiples peatones que la utilizamos. Bienvenida sea, pero hay muchos modos de hacerlo
y no me gusta el que se ha adoptado. Yo esperaba jardineras, más de las que se
han puesto, y con una profundidad suficiente como para permitir que algunos
árboles enraizasen en ellas de modo adecuado. Las que se han puesto tienen unos
30cm de profundidad. No creo que muchos árboles puedan arraigar en ellas, tal
vez algunos bonitos arbustos.
En Lugo
poseemos una hermosa colección de modelos de bancos para ofrecer descanso a los
peatones. En Quiroga Ballesteros se han colocado unos pocos con forma de
prismas desnudos que, incluso, resultan altos para muchos usuarios. Sólo dos de
ellos poseen asientos de madera y uno tiene respaldo. Los demás son de piedra
pura.
También aquí
llegó la marea del granito hecho loseta de diferentes tamaños y superficies,
pero todas de un color aburridamente gris. Sólo, frente a cada portal, se han
colocado cuatro grandes piezas, cuadradas, que presentan grabado el número del
edificio en cifras relativamente grandes.
Yo veo
dura la humanización de esta calle, con la coletilla de no haber enterrado la
instalación eléctrica, que luce visible entre tanta modernidad. No sé a quién
se le despistó el detalle. Habrá que hacer más obras para enterrarla.
El
comienzo de la calle es grandioso, con el ábside gótico y los edificios de los
mercados. La Plaza de Abastos y su fachada adornada con placas y bajantes de
cobre, me hace pensar en edificios venidos de lejos. Pero el final me deja
atónito. Un pedregal abandonado del que nos dicen que es hermoso.
Entre
tanto desafuero que es posible encontrar en esta calle, los faroles del Mercado
de Quiroga Ballesteros, cayendo desde la clave de cada arco, con su estructura
de metal dorado y de fundición, forman un elegante conjunto ajeno al tiempo,
que tanta humanización no ha hecho más que resaltar por su serena belleza.
Cuando vaya a Lugo, tengo que supervisar esta calle y fijarme en lo que describes.
ResponderEliminarAbrazos
Chiruca
Vete y disfruta viendo loos edificios. El suelo tan gris no es para mucho disfrute.
EliminarGracias por el comentario. >Besos