lunes, 21 de marzo de 2022

Démeter está por Lugo Publicado el 21 de marzo de 2022

 Cuenta la Mitología que Démeter era la diosa encargada de adornar la superficie terrestre con plantas, sus flores y sus frutos. Hacía su trabajo bien y con la aprobación de Zeus y los demás dioses. Démeter tenía una hija de nombre Perséfone. Como corresponde a las muchachas protagonistas de historias, era muy hermosa a la par que virtuosa, como debe ser en tan inmortales personajes.

Pero, siempre hay alguna adversidad, y aquí comienza la historia que relato, una vez que Perséfone recogía flores del campo, en el suelo se abrió una grieta y a través de ella la secuestró Hades, dios de los infiernos, llevándosela a lo profundo. Las amigas de Perséfone, atestiguaron quién había sido el captor.

Démeter pidió justicia a Zeus, pero como al dios este rapto le hacía gracia, desatendió tales súplicas. Démeter siempre había confiado en el favor de Zeus, y viéndole reír de su desgracia, se sintió sola y desprotegida. El dios la había decepcionado, como acostumbran a hacer los poderosos cuando algo va en contra de la propia comodidad. Hoy también.



La diosa comenzó a errar por la tierra buscando ayuda y olvidando su cometido de jardinera terrenal. Al poco, los paisajes comenzaron a secarse, no había flores y el verdor escaseó. Luego también faltaron frutos y fue entonces cuando Zeus decidió que había que terminar con aquel asunto, que comenzaba a ser desagradable que ocurriese en los jardines del Olimpo. También en toda la tierra, pero eso le preocupaba menos. A él y a los demás dioses lo que les preocupaba eran los fruteros vacíos de frutas.

Fue cuando llamó a Hades y obligó a devolver su hija a Démeter. Hades, enamorado, se resistía a obedecer el mandato. La niña quería volver con su madre y dijo a Zeus que, como prueba de su rechazo a Hades, no había probado ninguna golosina que él le hubiese ofrecido a lo largo de su cautiverio. Aquí estuvo el error de Perséfone, pues su raptor dijo que le había ofrecido granadas y ella había comido cinco. Se enfadó Zeus por haber sido engañado y castigó a la muchacha a permanecer con su madre cierto tiempo a lo largo del año, pero tendría que bajar a los infiernos a estar con Hades tantos meses como granadas había comido de su mano.

Así ocurre desde entonces. Cuando Perséfone está con su madre, toda la superficie terrestre es un jardín. Pero cuando baja a los infiernos a cumplir su castigo, Démeter se desentiende de su cometido y toda la naturaleza parece morir, sin flores y triste. Pero todo parece resucitar en cuanto Perséfone retorna a estar con su madre, que vuelve a cuidar el jardín terrenal con el esmero que siempre tuvo. Y así desde entonces.

Hasta aquí el mito, que ya Homero nos lo relata en la Odisea. Es uno de los primeros que nos habla de ciclos recurrentes en la naturaleza, en este caso, la alternancia de invierno – primavera – verano.

Paseo por Lugo en marzo, casi todos nuestros árboles lucen sus flores y nos alegran la vista. Me acuerdo de Démeter y, aunque sé que es ficción, pienso que no es nociva e ilusiona a muchos. Quiero pensar en esa diosa que alegra la ciudad con flores como en Navidad los Reyes Magos llenan la ciudad y sus calles de ilusión. La fábula, el mito, se mantiene porque nos gusta y no hace daño a nadie.

Al recorrer Lugo, compruebo que Démeter ha paseado por nuestros jardines dejando su sello en ellos. En el Campo del Castillo florecieron los magnolios de hoja caduca, de flor tan efímera como vistosa. Las camelias han aparecido en muchos camelios de Santo Domingo y de otros lugares, Los prunos han sido los primeros que respondieron a la caricia de la diosa. Los rododendros que hay frente a la iglesia de las Agustinas, en Santo Domingo, ya son una llama roja. Aún tardarán algo en florecer los espectaculares cerezos que tenemos dispersos por diversas plazas.

Nuestros jardines están mejorables, pero ahora alegran la vista a quienes miran perdonando. Incluso si se dan cuenta de que algunos árboles muertos todavía no han sido repuestos por otros vivos.

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