lunes, 29 de enero de 2024

Agua en el Parque - Publicado el 29 de enero de 2024

 Desde siempre me gusta el Parque Rosalía de Castro. Cuando he podido, he visitado muchos otros parques, famosos por diversas causas, pero el nuestro siempre me ha parecido especial: mezcla de serenidad, belleza y, también, recuerdos.

Entre árboles de diversa categoría y singularidad, junto a los múltiples adornos con que lo jalonó Eloy Maquieira, se configura un lugar que para muchos lucenses, si no todos, está cargado de detalles entrañables.

Todos hemos ido de paseo hasta él por ver el paisaje, felizmente recuperado, con el río Miño describiendo, sereno, uno de sus varios meandros que viene describiendo desde las islas hasta perderse hacia las aguas férreas. Apoyados en la modernista barandilla con aspecto de fragilidad, es difícil admitir que estamos ante el remate de un robusto muro de contención, que tiene más de un siglo de edad, y siempre sirviendo de elegante apoyo a las generaciones de lucenses que vamos hasta allí a disfrutar del entorno.




A veces pienso que el diseñador se inspiró en la idea renacentista del Parque, como un jardín en el que se ponen especies diferentes a las del lugar, para deleite y aprendizaje de sus visitantes. Por eso nos puso los pavos reales, ocas y cisnes, para asombro de los lucenses de entonces, y tilos, sequoias, araucarias, cedros y otras especies no autóctonas.

Tampoco Lugo conocía el uso ornamental del agua. Quiso mostrárnoslo y nos dejó tres obras que la tienen como parte esencial.

Una de ellas es el mapa, hoy restaurado. Situado en un lugar con denso arbolado, coronado por un tejado piramidal, que remata en un palomar en el que nunca vi palomas, el mapa reproduce nuestra península con adecuada escala y múltiples detalles geográficos. El agua fluye por los ríos, y ese conjunto nos ha dado motivos para reflexiones, vaya uno a saber de qué calado.

Otro detalle de agua es el estanque, que son dos a diferentes niveles del suelo, cruzado por un puentecillo y unidos por un leve desnivel en pendiente. Es de los lugares más fotografiados del parque y creo que todos tenemos alguna foto allí. En el centro de cada una de las dos partes, hay sendas islas con vegetación, y presidiendo una de ellas, una casita “para los patos”, que nos recuerdan cuentos de los Hermanos Grimm. Ceo que los patos nunca pernoctaron en ella. Al atardecer, guardianes con uniformes de Guardas Forestales, los llevaban a otra casita en la que habían oficinas, aperos necesarios para el mantenimiento del parque y el lugar para que los patos pasasen la noche.

Y la fuente. Situada en el punto central donde se cruzan las dos grandes vías del Parque, es visible desde casi todo el lugar ejerciendo un magnetismo especial. Nada mas entrar, tras un acogedor túnel vegetal de ramas de arce, la fuente parece atraer hacia ella los pasos del visitante.

No tuvo buen comienzo, pues Eloy Maquieira quisoinspirarse en una fuente sevillana del Parque de María Luisa, pero en Lugo las heladas despegaban los azulejos que la ornaban. Se substituyó por una fuente de plato. Al principio, se colocó una figura que representa a un niño cabalgando sobre un caracol de cuyos cuernos sale agua. La figura no gustó y hoy está en la parte ajardinada de una de las islas del estanque.

A mediados del siglo pasado, Ruperto Sánchez realizó el proyecto de la puente actual, que fue dibujada por Benjamín Santín y esculpida en granito por Manuel Mallo. Y allí la tenemos, aportando una solemne serenidad al lugar. El plato es circular y en su centro se levanta un árbol de aspecto panzudo, sección poligonal y dos bandejas de diferentes diámetros y altura. En las caras de ese soporte se esculpieron, alternándolas, la vieira y la cruz de Santiago. No en vano aún resonaban los ecos del Año Santo anterior, que había sido en 1948. Muchos esperaban un alto surtidor, pero en vez de eso, una alcachofa deja manar agua que, lentamente, baja goteando por los dos platos que tiene el soporte central, para finalmente caer al centro de la fuente. El sonido de los goteos es altamente sedante.

Seguimos disfrutando del regalo de Maquieira.

 

12 comentarios:

  1. Estimado Emilio,

    No parque de Rosalía hai un elemento máis que tamén ten relación ca auga, aínda que non coma un elemento tan fundamental, que é o monumento ó alcalde Ángel López Pérez (de Asorey sobre pedestal de Mallo, creo), que está colocado nunha posición secundaria dados os camiños do parque, pero ó tempo moi tranquila.
    Tamén merece unha visita para aqueles que, animados polo seu artigo, se acheguen ó parque a redescubrir a súa relación ca auga.

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  2. Cierto, pero ese monumento, del que no opino, fue erigido cuando Eloy Maquieira había fallecido. No puede ser una obra suya, pues no me consta como póstuma. Si, paga a pena visitalo, pero deixando estar o aspecto da obra de E.Maquieira coa auga no parque. Gracias polo comentario.

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    1. Una vez muerto Maquieira, y pasado el tiempo, se quisieron añadir elementos al parque. Uno, el monumento a D.Angel López Pérez. digno y justificado. Y algunas piezas propias de tiendas de jardinería para jardines de menor rango que nuestro parque. Piezas salidas de moldes, carentes de originalidad. Un pozo "de película" sustituyó una araucaria. Una pajarera de erigió sin tener en cuenta las dimensiones adecuadas, una fuente "inolvidable" se puso por allí. Y se abrieron nuevos senderos, tal vez por miedo a los macizos amplios. Le tenemos cariño al parque, sí. Pero dudo si ese cariño es el parque actual o al que recordamos como escenario de nuestra vida en otros tiempos. Gracias de nuwvo.

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    2. Estimado Emilio,

      Supoño que ese cariño ó parque actual non entra en conflito ca añoranza do parque que cada un vivía no pasado.
      Eu de pequeno gostaba de ver ós paxaros... pero non querería que seguisen alí pechados sufrindo. Tamén melloraron os xogos para nenos, algúns accesos e a cafetería; ou empeoraron outros como as vistas dende o Mirador, ou o uso do palco. E por non falar dos moitos cambios que experimentaron as costas do parque (con erros e con acertos).
      Entendo que un parque pode, e se cadra debe, ser un ente vivo e cambiante que se vaia adaptando ós tempos non so polo efecto das estacións nas especies alí prantadas.
      Esa adaptación (afrontada con moita precaución e pensando máis en tempos das árbores que das modas) pode facer que os novos usuarios do parque o gocen mellor que se quedase conxelado no tempo... aínda que o seu cariño no futuro polo parque sexa polo que é hoxe.

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    3. Cierto, hago mío todo el comentario. Pero, ¿quién es responsable de los cambios? parece que nadie. y eso me duele. Añoro los tres peldaños curvos que había en el acceso desde la Plaza de Avilés, y si se me dice que se eliminaron para facilitar la entrada a personas con poca movilidad, les respondo que a ambos lados de esos peldaños había sendas rampas, suaves de pendiente, para acceder. Y así más detalles.
      Si quieres, un día paseamos por allí y comentamos. Saludos, Emilio

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  3. Entrañable tu descripción, cuántos recuerdos!
    Un abrazo
    Chiruca

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  4. Emilio, sigues mostrándonos lugares singulares de Lugo. Gracias

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  5. No parque vivin a mayor parte da miña xuventude,dándole pan os patos,pipas os loros bebiendo siga da fonte,corriendo na bici pola pérgola e ata alguna vez chamandolle guindilla o guardia e sair corriendo,alquilaba pola tarde a bici en platero,no pinche e pasabao xenial,nunca me preocupei da estructura,pero agora grazas as explicación do profesor Valade aprendin o sensor inmaterial co rodea Unha aperta forte pola casa e coma sempre bicos.

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    1. Es muy bonitto vivir entre elementos hermonos, pero es penoso no disfrutar de ese bonito escenario en el que desenvuelve nuestra vida. Si contribuyo a hacerte consciente de esa suerte, me alegro mucho. Besos

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  6. Gracias, Alfonso, por ese mensaje que completa mi escrito. Si, todo ha cambiado y los parques ya no son lo que fueron. Ya no son escenario de muchas actividades, que han desaparecido. Pero los parques siguen. Gracias por tu comentario.

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