lunes, 17 de junio de 2024

Un repique de campanas - Publicado el 17, junio, 2024


Paseo por el parque Rosalía de Castro. Silencio roto, a veces, por gritos lejanos infantiles. Niños que juegan. El cielo está con ese azul que alegra verlo, ese azul que añoramos cuando no está. De pronto, suena una campana. Más bien son varias campanas las que lo hacen pues distingo tonos graves y agudos simultáneos. Comprendo, es la procesión y las campanas me lo indican.

Antes de este tiempo, en que las noticias vuelan como la luz, la gente ya tenía ganas de enterarse de las novedades que se producían en su entorno, y se enteraba. Entre los poderosos existían métodos propios para transmitirse noticias, pero para la gente común fueron las campanas las encargadas de hacerlo.


Desde su origen, se sitúan en un soporte alto, para que su sonido se expanda con mayor facilidad. Si se colocan en huecos que se hacen en una torre, ésta se le llama campanario y el interior en el que están las torres suele tener un techo abovedado para generar eco. Si están colocadas en una pared con huecos para ellas, esta pared se llama espadaña.



Ahora hay pocas, pues son objeto de robos y no se suelen sustituir, pero acostumbraba haber un par en torres y espadañas. Una de tonos graves y la otra, de agudos. En los campanarios no se nota, pero en la espadañas hechas para varias campañas, vemos los correspondientes huecos con diferentes tamaños.

Su toque era diferente, según el tipo de novedad anunciada, y su nombre, también. El aviso de una desgracia se hacía con un toque repetitivo, rápido, y se llamaba “tocar a rebato”. Si la noticia era luctuosa, el toque era espaciado y grave, se llamaba “doblar”. Si, por el contrario, era una noticia buena y alegre, lo hacía la campana de toque agudo “repicando”. Hoy hay programas informáticos que, conectados a las campanas, reproducen el toque adecuado con sólo darle a un botón.

Fueron propias de las sociedades agrícolas, cuando los campesinos salían a zonas periurbanas a trabajar en los campos y, a veces, era preciso avisar de novedades que se iban produciendo. Cuando llegaron los relojes mecánicos, se colocaron en los campanarios o se hicieron torres nuevas para ellos.

Es bonito, para mi gusto, el sonido de campanas. Al contemplar un paisaje, siempre hemos tenido como constantes el humo que sale de alguna casa, el cantar de pájaros, el sonido de campanas o el antiguo chirriar de los carros de vacas, cuyo sonido nos llegaba sin deducir su procedencia.

El sonido de los carros desapareció con la llegada de los tractores. Tal vez muchos no se hayan dado cuenta, pero cada vez se oyen menos pájaros cantando. Hay varias especies en peligro de extinción, como los gorriones. Sus causas son múltiples, una de ellas es la destrucción de lugares en los que habitaba y crecía, pero también el uso de insecticidas, que matan su sustento.

En nuestro país ha habido una especie de rechazo a todo lo que suene a campo. Hace poco tiempo fue noticia que el usuario de una casa de turismo rural formuló una queja porque un gallo le despertaba temprano y, además, en festivos no cantaba más tarde. En países vecinos se han declarado Bienes de Interrés Cultural (BIC) los sonidos propios de la vida campestre, incluidos los sonidos emitidos por animales domésticos. Y campanadas, claro.

Hace tiempo, se hizo en Lugo un concierto de campanas. Intervendrían todas las situadas dentro del recinto amurallado. Un especialista había compuesto una obra apropiada, luego de estudiar los tonos de cada campana. Por la prensa se nos aconsejó dónde ponernos para escuchar mejor el concierto. Pero el viento se llevó los sonidos. El concierto se transformó en un paseo primaveral en una tarde soleada. Del concierto nadie quiso hablar más

Hoy en Lugo no suenan muchas campanas. En otra época hubo también carillones situados en diferentes entidades. Todos ellos fueron desapareciendo, más bien enmudeciendo, porque, según se decía, alguien, de modo anónimo, se quejaba del sonido extemporáneo Se pudieron comprometer horarios de toques y de silencio y no callar sonidos que, en otras partes, son Patrimonio de la Humanidad. Hay mucha ignorancia que quita el sueño.

10 comentarios:

  1. Este artículo,veraniego,me hace reflexionar,y también querido profesor preguntarte alguna tontería,las campañas,siempre fueron,atenciones de llamada o de actos importantes que el Pueblo,estaba llamado a saber,alguna vez he escuchado tocar en las campanas,no te rías,el la negra sombra,o la marcha del antiguo reino de galicia,me llamaba la atención pero dudo queceso se hiciese sin algo grabado desde la torre de la Catedral,por otra parte los monjes viven todo el día su ora et labora al son de la campana,qye rompe su silencio,que bonito verdad,y mi pregunta,pir qye los campanarios don sitios donde se apoyan las cigüeñas,mi querido amigo muy grliz verano de quien sabes qye os quiere a tu hermana a ti y familia besos en casa.

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    1. Cuando oyes alguna composición musical en versión de campanas, es porque la interrpreta un carrillón con las campanas afinadas a notas concretas. El que las cigüeñas aniden en campanarios os espadañas es debido a su modo de vida, pues desde sus nidos otean el suelo por conseguir comida. Aquí en Lugo, en la rotonda que hay cerca de Calde puedes ver una buena población de cigüeñas que anidan en farolas. Siempre en lugares altos y con buena visibilidad alrededor. Besos en casa.

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  2. Ignorantes los ha habido siempre pero para que por lo menos,algún día se cansen,se aburran de no saber nada,porfi,sigue escribiendo,tarda mucho pero la siembra al final...al final....da cosecha

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    1. Cierto, pero ahora los ignorantes ocupan puestos des los que tomar decisiones. Cualquier día se les ocurre cambiar de sitio las puertas de la muralla y lo harán con el aplauso de otros ignorantes. Gracias por tu comentaio.

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  3. Artículo de apreciar.En mis tiempos en Lugo.Yo escuchaba campanas y carillones de todo tipo.Recuerdo: Agustinas ( 6 de la mañana y 6 de la tarde; catedral( horas, cuartos y medias); carillon de la Caja de Ahorros de Santo Domingo y ahora me olvidó de algo.Los tiempos españoles son diferentes por ejemplo, años de Holanda, en donde siguen los carillones y las campanas en forma...

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    1. Amigo, las cosas cambian y no siempre para mejor. El carrillón de la Caja de Ahorros se silenció por la llamada anónima que se hizo con voz femenina. En fin, cosas que ocurren y sufrimos.

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  4. Alfonso Barrios Fernández17 de junio de 2024, 22:06

    Gracias Emilio por la sutilidad de estos paseos tan poco transitados que nunca sabes por dónde, ni a dónde nos van a llevar, pero que siempre producen un gran placer para los sentidos del paseante ocioso.
    Los sonidos nos acompañan desde que estamos en el útero materno.
    El sonido de las campanas tiene una mística especial: atávica, de ultratumba. En muchos templos, se robaban las cam­pa­nas en las guerras Carlistas, de Independencia o en la guerra civil para obtener hierro y fundirlo y así hacer cañones y fusiles. Con este fin se han desmantelado muchísimas campanas que hoy serían obras de arte. En muchas iglesias para abaratar costes, han optado por poner grabaciones y emitirlas a través de altavoces. Un paseante ocioso lo nota enseguida, porque la resonancia y la profundidad del sonido están ausentes.

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  5. Gracias, Alfonso, por tu comentario. Eso de fundir campanas en época de guerras viene de lejos. El sepulcro de Buffo, el de la Historia Naturelle, era de bronce y pasó a formar cañones. De los restos del sabio, vaya uno a saber. El más hermoso repique que he oido, ha sido en Bastavales, en días concretos de la semana. Pero se jubiló el campanero y terminó el repique. No había continuidad. Ahora desconozco la situación. El programar toques mediante aparatos apropiados, me parece un modo extremo de conserrvarlos. Similar a reforzar con hormigón la muralla romana de Lugo. Y está reforzada, claro. Gracias por tu comentario.

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  6. Añoro el sonido de las Campanas que escuchaba en mi juventud y adolescencia.
    Gracias por recordármelo.
    Abrazos
    Chiruca

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