lunes, 19 de agosto de 2024

Acerca del Apóstol - Publicado el 19, agosto, 2024

Creo en la presencia de los restos del Apóstol Santiago en Compostela. Ya sé que es débil la base histórica que apoya esta creencia, pero también sé que no hay datos en su contra y que, además, todas las tradiciones relativas a ella se ha ido corfirmando y hoy se consideran hechos probados. Por ejemplo, la existencia de Teodomiro de quien no había ni un dato histórico suyo, parecíendo un ente de ficción. Pero en las excavaciones de las naves de la Catedral de Santiago realizadas en 1958, apareció su lauda, escrita en un latín muy legible, indicando su existencia como personajes real.

Esté o no esté el Apóstol enterrado en Compostela, el Camino como ruta se transformó en una senda variopinta de usuarios de múltiples aspectos y nacionalidades que vinieron a venerar las santas reliquias del Apóstol. Desde rufianes de la más baja calaña, a fervorosos peregrinos, todos tuvieron cabida en esa senda que permitió la santificación de más de uno y una mezcla de creencias y costumbres que fueron consolidando un crisol de lo que más tarde conoceríamos como “Europa”.

Muchos se quejan hoy en día del comportamiento de los peregrinos actuales, de su falta de solidaridad, de actitudes irrespetuosas, y de muchas otras cosas más. A pesar de todos esos aspectos negativos que hoy, de modo retrospectivo, podemos ver en el Camino, éste se consolidó como una ruta europea de peregrinaje, que desde hace unos años vuelve a tomar auge. Cuando la UNESCO reconoció esta senda como Patrimonio de la Humanidad, tuvo en cuenta su papel en la formación de un espíritu, aun en ciernes, del sentir europeo que hoy nos une.


Gente que se ponía a caminar por pasar el tiempo, o por conocer a gente nueva, o por lo que fuese. Tal vez como muchos hacen hoy. Incluso este año, 2024, veo en redes sociales anuncios de agencias de viajes que programan el Camino con uno u otro presupuesto incluyendo hotel, transporte de mochila, lavado de ropa, etc., etc. ¿Qué le queda al caminante? Tal vez el selfi en el Obradoiro para indicar que también ha estado allí. Pero el Camino no es eso.

Algo que siempre me ha llamado la atención, y no encuentro muchas referencias aceptables, es la presencia de enfermedades contagiosas entre los peregrinos. Dadas las condiciones higiénicas en el Camino y en las hospederías, donde dormían varias personas en una misma cama, no es de extrañar la presencia de enfermedades contagiosas entre la multitud. Hoy perduran barrios llamados de “San Lázaro” en localidades situadas en el Camino, y conviene recordar que San Lázaro es el patrono de los enfermos de lepra.  En esos barrios estaban los hospitales para leprosos.

En Lugo, el hospital de leprosos, el lazareto, estuvo en el actual barrio de San Lázaro, frente a la capilla dedicada al santo, en un sólido edifico aún en pie y con puerta historiada. Desde la orilla correspondiente a la Fábrica de la Luz, es posible contemplar la amplitud de la casona.

En nuestra ciudad, tenemos tres representaciones iconográficas diferentes del Santo. La conocida como Matamoros, en la que desde un caballo, siempre blanco, remata a pobres moros que son pisoteados por la montura. Tenemos, más pacíficas, dos del Santiago Peregrino, una de ellas en la Catedral. La encontramos en una capilla absidal, entre el altar de San José y la capilla de la Virgen de los Ojos Grandes. Una imagen lastimosa, a pesar de tanto arreglo que le hicieron al templo, que ahora es de pago. El pobre Santiago Peregrino aparece a punto de caer hacia un lado. Inclinado de modo patente, a nadie le importa ese lastimoso estado o nadie lo percibe. Olvidado o desapercibido.

Otro, bonito, es el Santiago Peregrino que vemos en el pórtico de la parroquia de Santiago de Meilán. De corte plenamente compostelano, ataviado al modo de peregrino, avanza. El avance lo notamos en el borde de la saya, pues si estuviese parado, la saya caería vertical por todo el contorno de la figura, pero aquí sobresale una rodilla, como pegada a la túnica, señal de que la pierna avanza al caminar. Merece una visita al lugar.

6 comentarios:

  1. Hola Chema Alonso Teijeiro también cree en el camino de Santiago,son muchas las veces,que haciendo propósito de dnmienda voy a Santiago a pedirle al Santo,otras haciendo un tramo del Camino,otra me gusta contemplar la Catedral el botafumeiro darle un abrazo a mi Migo Santiago,y por el camino siempre surgen cosas materiales e inmateriales,que tienen consonancia con lo que mi querido profesor,y profesor de mi papá,comenta tantas veces,me gustaría comentases Lgo de la Catedral para volver con respuestas a lo que veo besos en casa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Chema, por ese batiburrillo de cosas que comentas y que son fáciles de interpretar cuando anda la amistad por medio. Besos en casa.

      Eliminar
  2. O Camiño, ese Patrimonio da Humanidade, continúa debuxado e pisado, ás veces seméllanos que pervertido por tanto estraño avance e por tanto "camiño inventado" con calquera desculpa pero sempre buscando retorno económico. Non ten mal se está ben feito, pero dá pena escoitar a máis dun que pretende fuxir de determinados lugares porque lle parecen "tomados" por ese turismo que case non perite outra economía ou vida de vila, falo por exemplo de Palas ou Arzúa.
    Moita xente viaxando, movéndose, dirixíndose a mil sitios. Parte dela co obxectivo de chegar ás cidades sagras... e certamente non nos parecería mal que se desprazase alguén máis a Roma e xa non falemos de Jerusalén que, con esa desculpa igual estreaba paz. Que mellor camiño, que máis óptica finalidade que camiñar creando paz?
    Grazas, Emilio, por falarnos de cousas tan interesantes e sempre dende o noso locus, e grazas, tamén por darnos a oportunidade de participar, falando, comentando o que xorde dende as túas palabras.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a tí por tu comentario. Verás, en la Edad Media se configuraron tres destinos para caminar como lugar sagrado. Roma, Compostela y Jerusalén. Según el destino, así era el nombre: a Roma iban los romeros, a Compostela, lo peregrinos y a Jerusalen los palmeros. Los caminos eran poliédricos, tantos peregrinos, tantos motivos, pero así se fue cofigurando un modo se ser y de pensar que a la largo dieron lugar a lo que somos hoy. Cosas inimaginables hoy, como el tallista que, procedente de cualquier sitio, hacía el Camino y se detenía el agún lugar y allí essculpá algo a cambio de manutención. Pero lo que esculpía era parecido a lo que había hecho en su lugar de procedencia. Los científicos de hoy encuentran relaciones de temas y de estilos. Impensable para el mundo de hoy, pero fácil de imaginar cuando se anda por Leboreiro o Pontefurelos, dos lugares que me gustan. Gracias poor el comentario.

    ResponderEliminar
  4. alfonsobarriosf@yahoo.es20 de agosto de 2024, 20:28

    Gracias como siempre, por este brillante artículo, Emilio. Pocas opiniones habrá tan autorizadas como la tuya sobre todos los recovecos del camino de Santiago.
    Yo pensaba que los restos de Santiago no podían conservarse en la catedral de Santiago, pero tu corazonada me ha hecho re­capacitar, como siempre. Permíteme que escriba lo siguiente, y corrígeme:

    Santiago es condenado a muerte y decapitado por orden del rey de Judea, Herodes Agripa. Por este dato se puede fechar la muerte de Santiago entre los años 41 y 44 d.d.C.
    Transportar un cadáver desde Jerusalén a Santiago lo considero muy complicado, ahora bien con las técnicas de embalsama­mi­ento de los cuerpos desarrolladas por los egipcios, es perfectamente posible.
    Una vez decapitado Santiago, su cadáver fue colgado en el Desierto de Judá, que empieza en las afueras de Jerusalén, para que fuese devorado por las aves carroñeras y los animales que abundan en aquellos parajes. Sus discípulos robaron el cuerpo, lo trasladaron a Joppe o Jafa (hoy barrio de Tel Aviv) y allí lo embalsamaron. Después se embarcaron en una de las muchas embarcaciones que cruzaban el Mediterráneo en los meses primaverales y veraniegos y, tras una feliz travesía que parecería guiada por la mano del Señor, llegaron al puerto de Iria, sito en el actual Pontecesures. La insistencia de las tradiciones en ligar su llegada al actual Padrón nos indica que cambiaron de embarcación para poder navegar por el Sar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Alfonso, aportas mucha información desconocida para mí. En el año 1077 hubo una disputa entre el obispo de Santiago (entonces obispo) y el abad del monasterio de Antealtares acerca de la obligación y la responsabilidad de la custadia del cuerpo del Apóstol. En este documento se narra por primera vez la historia de la llegada del cuerpo del Apósta a Compostla, y es la narración más antigua de este hecho. En la biblioteca de la Universidad de Santiago hay una copia de este documento realizada en 1435, que custodié como Secretario General de la Universdad. Pues bien, en ese relato del traslado, aparte de citar coros angélicos y demás parafernalia al gusto de la época, aparecen detos como Alfonso II, Teodomiro, Presencia del cuerpo de dos discípulos en la tumaba y otros más. Es lo que comento, ninguno de esos datos ha sido negado por los descubrimientos posteriores, no existe ninguna contradición entre leyenda y hechos comprobados científicamente a los largo del tiempo. Sólo me baso en eso. Gracias por tus datos, que siempre enriquecen,

      Eliminar