En la calle o en cerrado, tengo por costumbre deslizar mi mirada por el entorno. Me fijo en todo cuanto veo. Cornisas, rejas, molduras, perfiles, Todo. Luego esas imágines quedan grabadas en mi memoria pudiéndolas recuperar con sus señas de identificación. Puedo recordar el cuándo, dónde, el modo, en fin los detalles que rodean o acompañan el recuerdo, permitiéndome situarlo en su sitio concreto. Así sé que tal barandilla corresponde a tal balcón, tal portal es de aquella casa, o aquel árbol está en ese jardín. Hay ocasiones, muchas, en las que lo recordado se me queda sin poderlo situar en algún escenario de mi vida cotidiana, quedando como un verso suelto en el recuerdo, en espera de encontrarle su situación concreta.
Hacía
tiempo que recordaba grandes copas lucenses de granito, con forma del as de
copas de nuestra baraja, situadas sobre pedestales formando un conjunto con
aire neoclásico y que, en mi imaginación, relacionaba con arte ligeramente
funerario. Pregunté a amigos, pero nadie sabía darme explicación, tal vez
debido a la debilidad de mi descripción. Las encontré de modo inesperado, como
son estas cosas. Yendo desde el Campo Castillo a
Están en
el muro de contención que soporta los escombros que hubo que acopiar para conferir
horizontalidad al terreno irregular que apareció entre la cárcel y la muralla. Es
un digno jardín, con un busto de Concepción Arenal central rodeado de doble
círculo de plátanos de sombra. Bancos para el descanso y, para salvar el
desnivel con la ronda, un muro de contención con una breve escalera en su
mitad. El muro quedaba, de esta forma, dividido en dos mitades y, en sus cuatro
extremos se colocaron estas copas de las que hablo. El nivel lo daba el jardín
y, puesto que la ronda está en pendiente, en la parte más inferior el conjunto
copa-pedestal se incrustó en el muro algo alzado, mientras que el conjunto
quedó fuera del muro, perfectamente visible en la parte más cercana a
Me gustan
mucho estas copas dispuestas de ese modo. Se buscaba un resultado armónico y
creo que se consiguió, definiendo uno de los jardines más serenos de nuestra
ciudad. Pero al ver las copas me di cuenta de que eran diferentes entre ellas.
Me sorprendió no haberlo apreciado antes, tal vez debido a la distancia que las
separa y, por tanto, no poderlas comparar. Estoy seguro de que son muchos los
lucenses que conocen este detalle de las copas, yo no me di cuenta hasta hace
unos días.
Esto me
lleva a pensar una cosa. Y es que las copas no se hicieron con este fin. De
haber sido de este moto, serían homogéneas en sus dimensiones. Tengo mi opinión
sobre su origen, pero no lo puedo comprobar, así que no lo traigo aquí. Pero sí
hay algo que me gusta, la costumbre de volver a utilizar obras o figuras que se
han quitado de un lugar para volverlas a utilizar en otro. Solo recuerdo las
rejas que había frente al Palacio de
Hablo
aquí del jardín de la cárcel, o como se llame ahora. Junto con el de San Roque,
son los únicos que se conservan de antes de la actual debacle reformadora. He
oído decir que lo van a adecuar a los tiempos actuales. Eso no sé si es una
promesa o una amenaza. En todo caso, mejor sería una oportuna poda cuando
correspondiese, y dejarlo tal cual lo vemos. Los jardines suelen ser muy
sensibles a los cambios.
Sensibles no son solo los jardines,sensibles son también tus artículos,que ayudan a que nuestra conciencia,fértil y presta de ser abonada por sabiduría,reforestar una y otra vez,gracias y besos en casa.Chema Alonso Teijeiro.
ResponderEliminarSi mis escritos sirven para que veas de otro modo la ciudad, con otro criterio, me doy más que satisfecho. Gracias por tu comentario. En casa te queremos, besos.
EliminarMe ocurre muchísimo la misma sensación de olvido que relata Emilio Valadé. No me refiero a la de que las piedras no hablan, si no a que me cuesta ubicar los recuerdos, sean geográficos, gastronómicos, arquitectónicos, musicales e incluso literarios. Es necesario ordenar los recuerdos, pero nunca lo hacemos y cuando queremos hacerlo, ya es tarde. Gracias Emilio por estas crónicas tan sutiles.
ResponderEliminarMe ocurre mucho, Alfonso, con retazos de jardines, paisajes, melodías. Me gustan, las recuerdo con cariño, pero no sé dónde ubicarlas. Tu comentario me indica que no estoy solo en esa confusión, no es un consuelo, pero es un alivio. Gracias por tu comentario.
EliminarNo recuerdo la posición anterior del busto de Concepción Arenal!
ResponderEliminarLa posición actual la descubrí hace un par de años.
Tengo que fijarme más!
Abrazos
La posición anterior era central en el jardín, rodeado de un parterre. Justo donde ahora está la fuente. Tal vez lo puedas encontrar en alguna foto antigua. Gracias por el comentario.
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